Para ser feliz quiero un camión

Hoy he dormido mucho mejor que ayer. La tienda me protege del aire y se nota. Solo me he despertado un par de veces por culpa del fuerte ruido que hacia la lluvia sobre la lona, poco antes del amanecer. Me preocupa volver a salir lloviendo pero el día luce más claro desde primera hora. Está nublado pero hoy no creo que llueva más. A ver si todo va bien y consigo hacer más de 250km.

XTREM CAT 1 CAT 2 CAT 3 CAT 4


Quiero un camión Chartres 120 km - m+ IR


Inicio la marcha muy temprano para aprovechar bien el día. Voy haciendo kilómetros siempre siguiendo los letreros de Tours, mi siguiente objetivo parcial. Así consigo llegar a un área de descanso pasada la población de Châteaudun, más o menos en el km.60 de la jornada. No hago fotos porque llevo un bajón importante encima.

En el área de descanso hay baños y aprovecho para lavarme bien y hacer mis cosas después de comer algo y, cuando salgo, veo que hay aparcado un camión con matrícula española. No hay chófer y se me ocurre probar suerte cuando aparezca y preguntar si va dirección a Irún, cosa que supongo dado el elevado flujo de camiones que soporta la carretera por la que marcho. Al de un rato, observo que se mueven unos pies dentro de la cabina. Era el camionero que estaba descansando un rato.

Le pregunto al tipo si es español y, si va para España, si me puede acercar. A lo primero me contesta que es búlgaro aunque residente en Valladolid; y a lo segundo, que claro que sí pero solo hasta donde llegue en tres horas, lo que le permite rodar por hoy el tacógrafo que lleva, porque si no para luego doce horas le multan. Me parece genial, subo la bicicleta al camión y me voy con él más feliz que una perdiz.

Vamos charlando todo este rato y me entero de un montón de cuestiones que desconocía sobre las carreteras francesas. El tío se mete por la autopista de peaje porque hay tramos por los que un camión no puede circular, con lo que conseguimos hacer unos 260km en tres horas. Cinco minutos antes de que lo marque su tacógrafo, terminamos el viaje conjunto en un área de descanso que hay a cuarenta y pico kilómetros de Angoulême. Me despido agradecido porque me acaba de evitar un día de rectas interminables por paisajes insulsos de campos amarillos de cereal.

Apenas son las dos de la tarde y tengo todo un día por delante para seguir avanzando, con idea de llegar lo más cerca posible de Burdeos. Pero recuerdo que Angoulême, aunque no parásemos en el TGV, tenía estación de tren, así que espero a hacer la distancia que me queda para ver si todavía me puedo ahorrar más sufrimiento porque, ya sin planes, no me apetece rodar por las llanuras francesas.

Llego a Angoulême y me acerco a la estación. Hoy ya no, pero mañana a las 07:00 tengo combinación de TER a Hendaya, con transbordo en Burdeos. Son cuarenta euros con la bicicleta gratis en ambos trenes y no me lo pienso. No me apetece nada hacer 360km con el fresco y con la posibilidad de lluvia según me acerque a la frontera. ¡Hasta aquí he llegado!


Aprovecho la tarde para subir a la parte alta de la localidad, donde hay un conjunto monumental muy guapo, con palacio, catedral, museos, ..., y unos miradores desde donde poder divisar un montón de kilómetros a la redonda. Cuanto más tiempo llevo por aquí, peor se pone la tarde y vuelve a amenazar lluvia.


Termino mi pequeño paseo y vuelvo a la estación para pasar la noche bajo techo pero la cierran y me echan a la puta calle, obligándome a tirar el saco bajo un pequeño techo que tiene el restaurante. Comparto la puta calle con un chico que ha perdido su tren a Limoges por llegar tarde  y le cedo algunos sacos de plástico y unas galletas para que no pase demasiado frío por la noche. La estación la vuelven a abrir a las cinco de la mañana y le tranquilizo porque no creo que muera hoy.

Safe Creative #1007090003507

0 Comentarios