Subidas de la Amstel Gold Race

La subida de esta mañana al Muro de Huy me ha tranquilizado bastante, ya que la falta de GPS me tenía muy nervioso y con la nueva adquisición parece estar todo solucionado. Llego a Maastricht a eso del mediodía con ganas de poner a prueba al aparato con una ruta circular repleta de pequeñas cotas.

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Subidas Amstel Gold Race Maastricht 83 km 1000 m+ IR

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Nuevo país y nuevas normas. En Maastricht no encuentro dónde dejar el coche sin tener que pagar por aparcar. Al final, me decanto por unos aparcamientos junto a una iglesia, pero no me queda otra que ir a meter unas monedas al parquímetro que hay junto a un Lidl. Es carísimo y los dos euros que meto solo me dan para las tres de la tarde, cuando yo espero llegar, como muy pronto, cerca de las seis.


Paso de meter más dinero y, con un bolígrafo negro que llevo en la guantera, falseo los datos del ticket reproduciendo unos números digitales calcados a los originales. Me queda que te cagas, así que me voy bastante tranquilo rumbo a mi primera subida por un magnífico carril-bici segregado de la carretera. Así da gusto.


El carril es estupendo. Hay momentos en los que voy por la izquierda y otros por la derecha, cruzando con total seguridad porque está muy señalizado y a los coches, que no tienen prioridad, no les queda más remedio que detenerse. Bueno, ese sería el pensamiento en España porque en Holanda se respira un respeto absoluto hacia el ciclista.


Poco antes de llegar a Margraten, por una carretera que siempre va para arriba de forma casi imperceptible, llego a uno de esos lugares que siempre he visto en el cine, un cementerio en memoria de los caídos en la IIGM por parte del ejército estadounidense.


Decido no entrar y limitarme a sacar una foto desde fuera para no plagiar la portada del Master of Puppets. Siguiendo por el carril-bici llego a De Hut, la primera tachuela de la jornada por decir algo, porque luego la he visto en el perfil. En directo ni sabía que estaba subiendo.


Llega un momento en el que se termina el carril-bici porque me salgo de la carretera principal y entro en unas secundarias o terciarias. La verdad es que me estaba toñando bastante circular por esa vía. A partir de este momento, me limito a seguir el track del GPS pero, al no llevar mapas, no tengo ni pajolera idea de por dónde me muevo.


Además, las subidas son tan poca cosa que no sé si son 'la subida' o son otras que se pasan de camino. Me da lo mismo. Me lo voy a tomar como una tarde de paseo por el sureste holandés.


Lo que pasa que la tarde lo mismo se me estropea. Se acaban de juntar cuatro nubes oscuras y caen un par de gotas avisando que enseguida paran.


En estas que me planto en la cima del Gulpenerberg y coincido con dos ciclistas retorciéndose en la rampa. No me extraña, llevan unas piñas pequeñitas muy adecuadas para las inmensas llanuras de la zona pero jodidas cuando se trata de superar pendientes de doble cifra.


La rampa es tan poca cosa que, aunque lo suyo sería tomarla al contrario, me parece una tontería del copón y doy por buena la vertiente que acabo de hacer yo, mucho más interesante.


Parece que las nubes me dan una tregua y vuelvo a transitar por una carretera con marcado horizontal, en la que los carriles para ciclistas casi tienen más anchura total que el carril central.


Paso por unas cuantas pequeñas colinas, sin saber si paso o no por las cimas que tengo apuntadas. No sé cuántas llevo ... ni me importa. Pienso que ya pondré nombre a las fotos cuando llegue a casa.


Así llego a subir el Vijlenerbos, otro pequeño alto de dificultad mínima. Hay un momento en el que quiero comprobar el acumulado que llevo en esta sucesión de subidas y bajadas tan cortas y me llevo el chasco del día: el GARMIN Dakota 10 no tiene 'Perfil de Altura'. ¡Pues vaya mierda! Para los deportes que yo hago es más importante ese dato que ningún otro, así que ya me veo buscando otro Decathlon para cambiarlo por el GARMIN Dakota 20 aunque me cueste algo más.


Durante unos cuantos kilómetros, recorro parajes muy chulos, por estrechas carreteras que suben y bajan por las colinas. Es una zona ganadera y el olor es fuerte.


No se para de subir y bajar constantemente, aunque siempre con porcentajes muy flojos que permiten disfrutar de la etapa como si se tratase de un paseo con los niños.


Las vistas casi siempre son muy abiertas y se ven las campas con algún ganado suelto, vacas casi siempre.


Las poblaciones por las que paso no dejan de ser un par de casas con algún cobertizo con vacas junto a algún vallado o similares. No anda ni un coche por aquí.


Cuando ya paso por alguna población más recogida, me llama mucho la atención ver que, en lo que parecen sus ayuntamientos, siempre está la bandera de EE.UU. junto con la belga, la francesa y/o la holandesa. Es así hasta en muchas casas de particulares.


La subida más interesante del día es la que me lleva a Drienlandenpunt. Es la colina más alta y hay un torreón en su cima.


La colina es un buen mirador desde el que disfrutar de amplias vistas de la región y hay una amplia zona de esparcimiento, con bares y alguna atracción para los niños.


El descenso me deja en una rotonda de una carretera mayor y me llama mucho más la atención la presencia de una bandera alemana junto a la belga y la holandesa. La IIGM me viene a la cabeza con mil y una imágenes en blanco y negro.


Otra vez a rodar por carriles segregados para las bicicletas. Los hay de todos los tipos: blancos, negros, rojos, asfaltados, cementados, ..., pero todos muy bien cuidados y perfectamente ciclables para ruedas finas.


He rebasado hace rato la mitad del recorrido y vivo en la más absoluta ignorancia por no tener mapas en el GPS. Otro motivo más para cambiar el GPS por el modelo Dakota 20 en cuanto encuentre un Decathlon.


Este carril para bicicletas ya es la repera. Por lo que veo, aquí sacrifican los inútiles arcenes que hay en España por unos útiles carriles segregados para bicis. Aquí es imposible que haya un accidente y me encamino a Oude Huls con total seguridad.


Llego a Sinpelveld y el cuentakilómetros me indica que faltan poco más de veinte kilómetros para finalizar la etapa. El GPS me marca bien la distancia pero, para saber solo eso, no me hace falta un GPS. Bueno, y para seguir el track, que me ha salvado el viaje.


Salgo de Sinpelveld y tiro hacia Huls. Por otra carretera estrechita llego hasta el molino de Vrouweheide. Una ruta por Holanda no podía terminar sin uno de sus famosos molinos.


Se suceden las poblaciones y, con ellas, las iglesias grandes. Ahora le llega el turno a Eyser, donde empieza la corta subida a Eyserbos. Entro en un tramo de pistas estrechas, muy similares a las belgas del primer día pero con un verde mucho más interesante.


Queda poco para terminar la etapa y no puedo decir que no vaya entretenido. Disfruto de un montón de estímulos visuales, aunque no de puertos de verdad, porque de eso ya sé que no va a haber en todo el viaje por estas tierras.


Por fin llego a Wijlre, donde empieza la subida al Keutenberg. Aunque me tengo que dar un pequeño paseo por los alrededores hasta que encuentro el comienzo de la subida.


Es increíble la cantidad de paisajes diferentes que me encuentro en apenas un par de kilómetros. Lo mismo callejeo, que voy entre jardines, que transito por un bosque.


Mira, en esta subida me encuentro con un cartel que me deja claro que estoy en el sitio en el que tengo que estar. Yo no pienso pasar de 30, desde luego.


Me toca rodar otro poquito hasta llegar a Valkenburg. Allí está el Cauberg, lo que debe ser la subida más famosa de la Amstel Gold Race y que se debe subir en varias ocasiones.


Callejeo un poco por Valkenburg y hay letreros que indican el camino. El famoso Cauberg se trata de una subida por carretera muy normalita, que andará cercana al 10%.


La subida finaliza bajo un viaducto aunque la línea de meta se encuentra bastantes metros más adelante, en la zona poblada.


Al ser en bajada, no me da tiempo y decido no pararme a sacar una foto a un luminoso en el que pone que quedan 364 días y unas horas para la Amstel Gold Race, a modo de cuenta atrás. ¡No jodas que fue ayer domingo!


En estas que me vuelvo a plantar en Maastricht, a eso de las seis de la tarde, en lo que debe ser hora punta por aquí porque me encuentro mucho tráfico y ... ¡muchos más ciclistas!


Me alucina ver la cultura que tienen en esta país para con la bicicleta. ¡Y eso que solo he pisado un pequeño trocito! Hay prioridad de paso en todos los cruces y son los conductores los que parecen bichos raros.

Llego al coche y parece que la trampa del ticket ha funcionado. Me cambio y me voy para Spa. La avería del GPS ha traído consecuencias en forma de cancelación de la gran brevet holandesa. Ya rodaré en otra ocasión por este paraíso para el ciclista.

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