Cotas del Tour de Flandes

Después del sector de esta mañana en Francia, paso a Bélgica y llego a la población de Tournai. Aparco junto al Escout, en un aparcamiento que encuentro junto a un bonito puente de piedra.

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Cotas del Tour de Flandes Tournai 120 km 1050 m+ IR

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En este segundo sector tengo muchas tachuelas y la mayoría de los tramos de pavés que voy a hacer esta semana. Sin seguir totalmente el recorrido del Tour de Flandes, sí que voy a hacer todas las subidas más relevantes.


El fresco de la mañana ha dejado paso a una tarde estupenda, con muy buena temperatura. Me dirijo hacia mi primera tachuela del día, el Mont Saint Aubert, por una carretera solitaria.


La subida es, como todas las de la zona, muy corta. Apenas dos kilómetros para llegar a lo alto de una colina, con alguna rampa aislada por encima del 10%.


Estos minipuertos no tienen mayor historia. Son aburridos como ellos solos y, salvo que tengas mucha devoción por el ciclismo profesional y las clásicas de primavera, sirven solo para ver mapa y para ir cogiendo forma para otras movidas.


La siguiente cota es el Kluisberg, donde coincido con muchos ciclistas. La primera recta ya me decepciona, así que no espero mucho.


Se va subiendo por una carretera muy cómoda, hasta llegar a una zona de árboles cerca de la cima. Hay muchas pistas y bifurcaciones pero, siguiendo el track del GPS, no tengo problema para encontrar el camino.


Al bajar, me equivoco. Hay un corte en la carretera porque vienen unos coches de rallies o motos, o no sé. El caso es que tengo que tomar una vía alternativa y seguir el mapa para ver por dónde empalmar.


Hasta que me planto en la base del Oude Kwaremont, que no es más que una cochina rampa para subir hasta una iglesia.


El lado por el que yo voy no supone casi nada, así que bajo por el empedrado para volver a subir por donde supongo que irá la carrera profesional. ¡Vaya puta mierda el pavés!


Llego a la cima, junto a la iglesia y un cartel de la ruta Eddy Meckx, con los dientes desencajados. Viendo el terreno tan soso que hay por esta zona, no me extraña que metan a los profesionales por estas piedras para romper las carreras. Es eso o tirar cristales y chinchetas.


Acto seguido, solo con un poquito de llano para enlazar, llego al Paterberg, otro muro empedrado de menos de un kilómetro de longitud.


Arriba coincido con un hombre que me pregunta si quiero que me haga una foto junto al cartel. Y creo que se asombra cuando le digo que no hace falta. Entiendo hacerse una foto con el Gran San Bernardo detrás, pero con esta mierda de rampa, como que paso.


Es el turno del Koppenberg, tras un tramo llano por una pista estrecha que hace las veces de carril-bici. Hace rato que tengo ganas de irme de aquí pero me lo tomo con filosofía. ¡¿A ver qué encontramos esta vez?!


Pues nada, otra mierda de rampa de pedrolos, esta con un 'Start' gigante en la base, como para que me cronometre o algo así. Va a ser que no.


Corono el Koppenberg y vuelvo al llano, del que no debería haber salido nunca. Me duelen los hombros de bajar por esa porquería de piso, donde no puedes hacer otra cosa que joder la bici y joderte los huesos dándote un morrazo contra el suelo.


El tramo liso me sabe a teta y llego a Grammont, donde tendré que dar buena cuenta del Mur van Geraardsbergen.


Hay varios carteles indicativos, así que apenas tengo que ir mirando el GPS para seguir por el camino de subida. De nuevo hay pavés, ¡qué le vamos a hacer!


La subida solo tiene un kilómetro por encima del 10% pero se hace difícil por el piso, con pedrolos enormes. Además, voy y pincho a falta de unos trescientos metros, lo que impide seguir porque la llanta va dando golpes contra las piedras.


Llego a un restaurante y me pongo a reparar el pinchazo sentado en un banco, con la mala suerte de que se me rompe la bomba de mano cuando tengo metida una presión ridícula. Con este panorama, prefiero pasar lo que me queda de pavés andando y montar cuando el asfalto vuelva para llegar a una gasolinera y meter aire.


Desciendo y doy varias vueltas hasta encontrar una gasolinera donde llenar aire. Me quedan unos 45km para llegar a Tournai y se me ha hecho demasiado tarde.


No llevo luces y voy a toda prisa, y al pasar por una calle de pavés en una población previa a Tournai, se me salta el GPS del manillar con la mala suerte de que el coche que viene detrás lo atropella y le rompe la pantalla. Me acabo de quedar sin guía para encontrar el coche.


Esto era lo que me faltaba. Voy sin luces y se hace de noche y, para más inri, no sé cómo llegar al coche. Solo sé que lo tengo junto a un bonito puente de piedra. Inicialmente pensaba en la pasta que cuesta un aparato de estos, pero ya solo me preocupan las rutas.

Siguiendo los carteles, llego a Tournai y encuentro el cauce del río. Pedaleo por una calle esperando llegar al puente hasta que ... se acaban las casas. ¡Pues será para el otra lado! Continuo por la orilla hasta que encuentro a un paisano y le pregunto por un precioso puente de piedra. Voy bien, solo me quedan unos pocos metros y llego al coche.

Sin GPS no puedo andar. No tengo mapas, solo los tracks que he metido en él. ¡Y mañana es domingo! Analizo la situación y, gracias al wifi y la tablet, veo que hay un Decathlon en mi próximo destino: Namur. Mañana intentaré hacer un sector a ciegas, solo por lo que memorice a través de un revisado de los puertos por Internet y el lunes tendré que comprar un GPS de urgencia. Es un gasto que no tenía previsto pero ya no puedo vivir sin él.

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