Hoy es un día que andamos esperando desde hace mucho tiempo: la marcha de Saratxo. Se trata de una marcha de dificultad baja en la que ya he participado en las dos últimas ediciones. En la primera, era Ander quien me acompañaba; en la segunda, le tocó el turno a Yaiza; y en esta tercera, Amaia se estrena en este mundillo con un recorrido de distancia contenida pero con un buen desnivel acumulado.
| XTREM | CAT 1 | CAT 2 | CAT 3 | CAT 4 |
| X. Marcha de Saratxo | Amurrio | 16 km | 705 m+ | IR |
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La salida tiene lugar a las 08:30 de la mañana desde la pequeña plaza de Saratxo (225m). Estamos rondando los cero grados y ha helado por la noche, así que la gente no espera a ningún pistoletazo de salida y arrancan en cuanto cogen la txartela de control.
Cruzamos el recién nacido río Nervión y enfilamos la subida a Santa Cruz de Burubio (533m) por una pista asfaltada que creo que el año pasado no estaba así. Hace un frío de narices a primera hora de la mañana y apetece ponerse a subir algo fuerte para ir entrando en calor.
Se nota que el grueso de la marcha ha salido con antelación porque los grupos son muy pequeños y no hay la aglomeración inicial que suele haber en los metros iniciales.
Mirando hacia el valle, el sol empieza a asomar y van quedando unas imágenes muy chulas del amanecer. Parece que tendremos fortuna y que no nos va a llover aunque ya para el mediodía hay chubascos anunciados.
Un pequeño manto de suave niebla adorna el valle al tiempo que el sol genera contrastes de luz muy bellos. La altitud que vamos ganando nos permite apreciar mejor este precioso amanecer invernal.
En la segunda mitad de la subida, abandonamos la pista asfaltada y nos adentramos en las faldas del Burubio por una senda cerrada que nos impide seguir contemplando el valle.
La subida concluye en cuanto se alcanza un claro y hay que desviarse unos metros para llegar hasta el logo del club de montaña Mendiko Lagunak.
La marcha se encuentra bastante disgregada y decidimos hacer la bajada a la carrera con unas vistas preciosas de la sierra Salvada cubierta por la nieve.
Esta parte central del recorrido es la que más me gusta. Me encanta la imagen del Tologorri frente a nosotros y el contraste de la sierra con las verdes campas que nos rodean.
Ya no hace el frío de primera hora de la mañana y se ven muchos claros para donde nos dirigimos pero, como enseguida tendremos que girar hacia atrás, apenas los vamos a disfrutar.
La primera parte de la bajada ha sido muy cómoda pero nos desviamos hacia Etxegoien por un sendero que se encuentra muy embarrado y muy resbaladizo.
No se pueden hacer fotos en estas circunstancias porque uno está más a no caerse que a otra cosa. En un principio, me preocupa que Amaia se encuentre a disgusto por este terreno porque es su primera marcha y espero que no piense que la he metido en un embolado pero, después de una primera toma de contacto con el barrizal, se lo toma con muy buen humor.
Llegamos abajo y sin descanso ninguno empezamos a subir hacia Mendeika por una pista de grijo gordo mucho más cómoda.
Aunque, en la segunda mitad, esta pista se encuentra cementada y nos permite ponernos a la carrera. A algún que otro marchador no parece gustarle demasiado que nos pongamos a trotar pero nos la pela bastante porque tampoco nos importa a nosotros cuando ellos bajan más rápido por el barro.
La pista que baja hasta Lendoñobeiti es más propia de una ruta senderista que montañera y nos la pulimos completamente a la carrera disfrutando de un paisaje precioso de praderas y caseríos.
En este tramo, nos sale el solete y nos acompaña hasta el avituallamiento. El perfil de la sierra Salvada nos acompaña en todo momento. En una zona maravillosa.
Hay más de 300 inscritos en la marcha pero la gente ya va muy separada. En el km.10, en el lugar habitual junto al molino, se encuentra el avituallamiento.
Esta es la marcha de los filipinos de chocolate. Me tomo un caldito algo frío y un trozo de bizcocho junto con dos filipinos. También hay yogures y natillas pero solo me cojo una manzana vieja y una mandarina para el camino. Amaia apenas se coge unos filipinos y una manzana porque lleva agua en la mochila de hidratación.
Abandonamos el avituallamiento y seguimos junto al río hasta encontrar el sendero que sube a Atxondo, la tercera dificultad de la jornada.
La senda se mete por el bosque de encinas de Saratxo, que está repleto de setas, hasta casi llegar al alto, donde han situado el punto de control con una ikurriña.
Hay bastante gente en este punto de control y nos firman la tarjeta antes de enfilarnos hacia un buzón que han colocado junto a la pista de descenso que tenemos que coger.
Para llegar a este buzón tenemos unos pocos metros de ascenso por el verde en la pendiente más fuerte de todo el día.
Dejamos el recién estrenado buzón y nos ponemos a la carrera junto a unos cuantos participantes de la marcha. Menos mal que una chica nos avisa en un desvío no muy bien señalizado porque ya nos lo saltábamos casi todos.
El sendero de bajada es una pasada. El año anterior lo hicimos a la inversa. Entre una maraña de troncos y raíces se encuentra este paso cubierto por una mullida alfombra de hojarasca.
Llegamos al fondo del valle a la altura de las vías del ferrocarril y saltamos la valla que el pasado año se convirtió en una trampa en la que nos quedamos atrapados un montón de gente porque había que pasarla de uno en uno.
Para llegar a Saratxo quedan un par de kilómetros con un pequeño alto intermedio. Apenas son las once de la mañana y vamos a salvar la lluvia que había anunciada para el mediodía.
No solo no llueve sino que en esta parte final sale el sol y empieza a calentar bastante. Estamos a punto de finalizar la marcha en menos de tres horas.
Una última bajada nos deja a orillas del río. Espero que Amaia haya disfrutado y que sea l primera de muchas.
Volvemos a la casa club para entregar la tarjeta de control y nos dan un montón de cosas: filipinos, natillas, yogures, más filipinos, ..., pero este año no hay regalo como en ediciones anteriores. Con la compra hecha entramos en el coche y, nada más salir, se pone a llover. Hemos librado por los pelos.
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