VUELTA A ESPAÑA 03
Sacedón - Albaladejo

Hoy no he terminado de dormir demasiado bien. El exceso de ropa me ha despertado a media noche y, de madrugada, ha sido todo lo contrario. Me he tenido que abrigar, tal vez, por la humedad que se siente a orillas del Mar de Castilla. Además, unos perros de unas casas cercanas no han callado en toda la noche y me han desvelado un par de veces. Con bastante sueño, emprendo viaje rumbo a Buendía.

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BITABI 03 Sacedón 240 km 1750 m+ IR

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El embalse de Buendía es el otro gran embalse del Mar de Castilla pero ya se encuentra, en su mayor parte, en la provincia de Cuenca.


Ya de primeras horas, el calor aprieta. Pero parece que cada día que pasa lo voy llevando mejor, como si me estuviera aclimatando. Aún así, la temperatura va aumentando día a día. No me imagino en qué punto podrá parar.


A partir del embalse, el terreno pica para arriba con muchísima suavidad hasta alcanzar la sierra de Altomira. Bueno, lo de picar es un decir porque la etapa es muy llana.


La carretera es para mí solo y para el aire que sigue soplando lateral en contra por la izquierda. Pienso lo que podrían haber sido estas etapas con aire favorable.


Los campos de girasol son la nota de color de esta Alcarria conquense y, aunque tenga a la vista las montañas de la Serranía de Cuenca, la carretera que sigo no puede mantener un trazado más llano.


Dejo atrás Vellisca y paso por encima de las vías del ferrocarril de Cuenca. Por ahora, cuando casi llevo 50km, está resultando una etapa muy aburrida.


Y es que no me encuentro con nada ni con nadie. No hay trenes en las vías, no hay coches en la carretera, no hay personas en los pueblos, ..., esto es de lo peor que he visto en toda mi vida. Y hoy no es domingo, ya no hay excusa. Hoy estamos a lunes.


Cruzo por encima de la autovía de Castilla La Mancha, la A-40, y ya es otra cosa. Acabo de ver dónde se mete la gente en esta zona del mapa.


Mientras tanto, el paisaje tiene poco que ver. Campos y campos de paja seca a ambos lados son todo lo que me puedo echar a los ojos.


Tan solo algún molino de viento destaca sobre alguna loma pero hay que rebuscar demasiado para poder encontrar algo sobre lo que disparar la cámara de fotos.


No me queda otra que seguir rodando y hacer kilómetros con la esperanza de que la cosa mejore algo. Ya me conformo con poco.


Entro en la provincia de Ciudad Real camino de Socuéllamos y solo me entretiene algo la búsqueda de agua. Pero se me calienta tan pronto que voy a ver si puedo comprar una botella de isotónico de esas baratas de litro y medio de marca blanca de algún supermercado que se pueden beber con algo más de temperatura que el agua.


Junto a un puente sobre el río Záncara hay un área recreativa en la que hay cuatro currelas de carretera comiendo en una mesa. Repaso la zona de arriba a abajo y no hay fuentes y, como paso de hablar a alguien y ni que me mire, ni les pregunto porque Socuéllamos ya está cerca.


La entrada en Socuéllamos está precedida por varios campos de centrales solares. Otra cosa no tendrán, pero sol, todo el que quieran. ¡Vaya forma de calentar!


Encuentro una pequeña fuente en un parque y me detengo para comer. Aún no son las dos de la tarde y ya tengo hecha la que debería ser la tercera etapa de mi viaje, así que hoy creo que voy a adelantar mucho más que esos 50km que llevo de ventaja. Mientras estoy en el parque, me llama mucho la atención que no veo a nadie hablando castellano. Todos los paisanos parecen de la Europa del Este, rumanos la mayoría. Español solo habla la cajera del Mercadona en el que me gasto mi primer euro comprando una botella de bebida isotónica para deportistas Hacendado.


El paso por Ciudad Real ha sido corto y me adentro en Albacete para acceder a Ossa de Montiel. Las rectas son enormes y es una pena que el aire continúe dándome por saco.


Ya no lo soporto más. Espero dejar atrás Castilla La Mancha lo antes posible porque me está toñando de una manera asombrosa. El calor es insufrible pero es que no hay ni una mísera recompensa que haga que merezca la pena pedalear por estos parajes. ¡Esto es una mierda tremenda!


Tomo un giro brusco a mano derecha para abandonar la carretera de Sotuélamos y dirigirme a Ossa de Montiel. Parece que la cosa cambia algo. Aparecen algunos arbolillos y se me alegra la vista un rato.


A la entrada de Ossa de Montiel tienen otra macro obra en marcha. Se están cascando otra autovía o vete tú a saber qué. Eso está bien, que me he cruzado con dos coches en 30km y así no hay quien circule en bicicleta.


El paso por Albacete ha sido bastante triste y vuelvo a entrar en Ciudad Real camino de Villahermosa que, con ese nombre, me espero lo peor. A la derecha quedan las Lagunas de Ruidera pero me imagino que eso estará más seco que la suela de Charlot.


Pero mira tú por donde que Villahermosa tiene una iglesia que lo flipas, que parece una catedral. En la parte trasera hay una fuente pero sale tan caliente que no hay quien pueda beber de ahí. Un hombre me invita a entrar a uno de los bares de la plazoleta para que me llenen un bidón con hielos y agua fresca y tengo la posibilidad de hablar con las dos chicas de la barra que parecen normales. Por fin encuentro a alguien en Castilla La Mancha que no parezcan sordos.


Dejo Villahermosa refrescado y con ganas de ir buscando un sitio donde dormir pero no encuentro nada adecuado. La tienda de campaña hace tiempo que la he descartado porque en esta tierra no creo que pueda clavar una piqueta ni que sea muy recomendable para el suelo. Lo más fácil sería rasgarlo y no me merece la pena correr el riesgo.


Un descenso majo me deja a un kilómetro de Montiel. La gasolinera parece un buen sitio para dormir pero sigue abierta y no cierra hasta las diez. Intento hacer tiempo metiendo presión a las ruedas, que no la compruebo desde que salí, pero no hay manguera. El gasolinero es un tipo peculiar que anda en bicicleta y se pone a la tarea y me cuenta que saldrá en bici cuando cierre, con luces, para entrenar un poco.


Allí le dejo y desisto de dormir en la gasolinera. Ya llevo 80km extras y me apetece parar a cenar y descansar un poco. El día ha sido duro. Ha hecho demasiado calor y me he aburrido como una ostra.


En Montiel tampoco veo nada factible y decido seguir camino hasta que aparezca la oportunidad. Me como una tachuela de unos dos kilómetros al 3% pero con una rampa curiosa intercalada en la que han echado un asfalto con una mezcla experimental anticongelante que resulta muy áspero y que se agarra un montón.


Llego a Albaladejo en penumbra. La gente está en las calles aprovechando la bajada de temperatura y no veo nada que me sirva, así que decido seguir camino.


Camino de la N-322, ya de noche total y con las luces a todo ritmo, encuentro una casa con la valla cerrada pero con un suelo asfaltado frente a ella donde poder echar la colchoneta y dormir al raso. Total, aquí no va a llover nunca y no necesito un techo.


A lo bobo, hoy han caído otros 240km y ya tengo un adelanto de 95km sobre el plan previsto. Empiezo a pensar en ganar una jornada a la primera semana y ya me lo marco como objetivo para estos próximos días. Espero que la cosa mejore porque la etapa de hoy ha sido soporífera, un auténtico coñazo.

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