Punto de partida

Tengo la bicicleta bastante abandonada y hoy me he planteado un buen reto para el año que viene. Un compañero tiene un objetivo difícil y me he animado a formar parte de él así que... ¡hay que entrenar! Como tampoco me apetece mucho, solo por ir desengrasándome un poco, decido dar una vuelta corta por el Vivero en lo que será el punto de partida de mi preparación.




Ya en el alto de Miraflores me dolía todo el cuerpo, pero es en las primeras rampas de Erletxes donde confirmo mis temores: el trail running de ayer me ha dejado agujetas en sitios insospechados.



Pero parece que van pasando los dolores a medida que voy ganando altitud y calentando los músculos. La zona alta de la espalda, más o menos sobre los dorsales, debió trabajar bastante en el descenso final del Pagasarri porque es donde más molestias noto.



Con los pocos kilómetros que estoy haciendo, tampoco supone mayor problema este primer kilómetro al 8%.



Superado este primer escollo, la subida afloja bastante. Empiezo a disfrutar de las vistas del valle del Txorierri  en su parte inicial.



Con una pendiente constante, que se va incrementando poco a poco, negocio un par de curvas previas a llegar a la recta que da paso al campo de golf.




Hacia la izquierda, las vistas que quedan de Anboto y Gorbea son estupendas. En este último, una fina capa de nieve corona la curva de su perfil.



Llega la recta larga y se vuelve a porcentajes más nobles, entorno a un 8% hasta llegar al Vivero.





Al llegar al campo de golf, la subida casi se puede dar por finiquitada, aunque aún quede una pequeña rampa tras pasar el área recreativa.





Corta salida después de comer. Apenas han sido treinta kilómetros para desengrasar la maquinaria y ya se me está haciendo de noche. Los días son tan cortos que me da mucha pereza coger la bici para hacer una ruta larga pero... ¡habrá que hacerlas!

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