Sufrir de aburrimiento

Cuando tienes el gusto de ver desde dentro un evento tan impresionante como el MAPOMA, el Maratón Popular de Madrid, sabes de antemano que nada va a ser igual, y máxime cuando ya ví la escasa participación maratoniana del II Bilbao Night Marathon del pasado año. Pero bueno, como me gustaría hacer el MAPOMA en 2012 y nunca he hecho un maratón oficial, me he inscrito en este que me pilla en casa y que la inscripción es más económica que otros que he estado mirando. Todo sea por no irme a Madrid de novato.


Ya no estaba muy entusiasmado con participar pero, al recoger la bolsa del corredor el viernes, mis peores temores se confirmaban. No se puede ser más cutre que poniendo una mochila como la que han puesto de regalo. ¡A saber de qué rastrillo la habrán sacado! Por supuesto, antes de tomar la salida, ya estaba en la basura. Las bolsas del Carrefour me hacen más servicio y ocupan menos en el cajón.

Con todo ello, me llevo la grata sorpresa de la participación. Estamos más de 3.500 inscritos, aunque para el maratón no seamos más que mil. Tanto bullicio hace que la salida esté muy animada. Además, la noche que ha quedado es muy agradable. Para que Amaia y Ander puedan verme trotando, que se han acercado hasta el Guggenheim para verme salir, me pongo el último de todos para no quedar diluido en la manada.



Me voy dejando pasar por toda la gente cuando me doy cuenta de que los que me pasan se ponen a esperar la salida de la carrera corta que viene después. Arranco y, por suerte, hay atasco en la primera curva y engancho con todo el grupo sin problema. Además, consigo ver a Ander entre el gentío en esa primera curva y a Amaia con él, así que me sale perfecta la jugada.

Los siguientes kilómetros son una gozada. Metido en un grupo gigantesco, con muy buen ambiente por la Gran Vía, se me pasan en un ti-tá. Tras bajar a la Ribera y girar por La Merced, me encuentro a mis chicos en el Campo Volantín. Llevamos algo más de ocho kilómetros y esto no ha hecho nada más que empezar.



El tramo que nos lleva a Deusto también es una gozada. Hay bastante gente aplaudiendo y, aunque en el tramo del canal la cosa afloja bastante, me encuentro en un grupo grande y se hace muy entretenido. Amaia y Ander han quedado en esperarme en el Arenal antes de irse a casa y eso también ayuda en la motivación.

Llego al Arenal en el km.19 y, como está en el lado izquierdo, me paso el avtuallamiento. Me doy cuenta enseguida y doy media vuelta para comer un plátano. Debo ser el único que para en todos los avituallamientos a tomarse el Powerade, a coger un botellín de agua o a comer algo de fruta tranquilamente. Oigo que me llama Ander, están diez metros más allá.

Me despido de ellos ya que, por la hora tan tardía en que ha comenzado la prueba este año, se hace demasiado tarde el final y ya no los volveré a ver. Me queda nada para completar la medio y sigo en un grupo grande, muy cómodo y entretenido.

Algo antes de cumplirse las dos horas, llegamos al Guggenheim. El grupo tira para la derecha y uno de la organización se fija en mí y se me cruza gritando: ¡Tú no, tú tienes que seguir recto! Mis temores se cumplen. Me quedo más solo que la una para dar la segunda vuelta del recorrido. No me había fijado, pero Amaia ya me ha dicho que se dio cuenta de que mi dorsal era negro y que estaba rodeado de rojos. Negros no debíamos ir muchos.

Enfilo la segunda vuelta sin ver a nadie delante ni detrás de mí. Hay un momento en que llego a pensar que soy el único que va a hacer el maratón completo. La bajada de la Gran Vía no tiene nada que ver con la primera. Apenas hay gente y no se me va de la cabeza la idea de irme a dormir en cuanto pase junto a mi casa.

Gracias a que me cruzo con un par de corredores que suben de nuevo hacia el parque, certifico que no soy el único. En mi vuelta me cruzo con media docena más. Es lamentable. No paran de venirme a la cabeza imágenes del MAPOMA con miles y miles de personas aplaudiendo por las calles. En cuanto llegue al Arenal me voy para casa. Esto es una mierda y, para correr solo, prefiero mis rutas independientes por parajes increíbles elegidos a posta por mí.

En la curva del puente de La Merced, no sé porqué, decido continuar un poquito más y volverme a casa por el Arenal. Hay un momento en que me digo que, por lo menos, voy a llegar al km.30, que tampoco es plan de abandonar tan pronto. Es entonces cuando me cruzo con Mari, una antigua vecina, que me da ánimos cuando me ve. Me digo ¡qué cojones! vamos a terminar esta mierda. Me pongo el mp3 que llevaba sin encender, enciendo el piloto automático que llevo cuando voy en bici, bajo la velocidad, y... y ya me empiezan a doler las piernas.

Sabía que pasaría. No he entrenado nada para este maratón y tenía calculado que sobre el km.28 se me empezaría a hacer duro. Hasta aquí he traído un ritmo bueno para mí, pero ha llegado la hora de poner uno mejor. Voy viendo a bastante gente que regresa de la curva de Elorrieta andando y no quiero tener que hacer lo mismo.

El aburrimiento es de los que hacen época. Hacía tiempo que no me toñaba tanto. Menos mal que, de vez en cuando, te encuentras a alguien que te da un grito de ánimo. Noto que a la gente de los avituallamientos y a los voluntarios de los cruces les pasa lo mismo y procuro saludarles y charlar un instante con ellos mientras me como el plátano de turno o apuro el vaso de Powerade.

El tramo que va hasta Elorrieta es una puta mierda pero ya me he propuesto terminar el maratón. Me encuentro a un tío potando tras una valla y, poco después, me cruzo con un alumno mío que viene de vuelta. El set de música, con un pavo pinchando a todo trapo, da bastante pena (esto debe ser la música en directo que ameniza el recorrido) y te jode los oídos al pasar junto a los bafles a todo tren.

En el avituallamiento de Elorrieta charlo un buen rato con la gente que allí queda mientras me como una porción de naranja y unos cacahuetes. Una chica llega y ni habla cuando le ofrecen un botellín de agua. Va como zombi. Luego no la volví a ver, no sé si llegaría a meta. Camino de vuelta, me cruzo con los últimos. Un señor mayor muy majo, una chica que me sonríe y un chico al que le falta un brazo, también muy simpático, y que parece que cierra.

Ya falta poco, menos de cuatro kilómetros, cuando llego al avituallamiento que hay en el parque de Deusto, bajo el puente Euskalduna. Ahí me echo unas risas con los chavales, con los que ya las había echado a la ida y que me estaban esperando. Me dicen que se me ve de puta madre y sí, así es. Pero estoy hasta los huevos de correr. Esto es un aburrimiento de la ostia.

Parece que hayan quitado las calles porque no hay ni comparación con el paso de la primera vuelta. Tan solo queda algún despistado que te da ánimos que se agradecen un montón. La llegada es de lo más triste que me podía imaginar. Me asalta un tipo para recuperar el chip y me dan una medalla y una bolsa con una ensalada vietnamita que ha terminado en la basura nada más abrirla de lo mal que olía la muy cabrona. ¡Menuda peste ha dejado en casa! Ha habido que echar ambientador en el cubo de basura.

Bueno, esta ha sido mi Bilbao Night Marathon. El tiempo nunca lo pondría si hubiera sido bueno, pero estoy muy orgulloso de haber aguantado 4h.38min. sufriendo como un cerdo. No por el físico, sino por la cabeza. Etapas más duras en la bici no se me han hecho tan duras mentalmente. Correr sin más es un aburrimiento insoportable. Todo sea por no ir virgen al MAPOMA.

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3 Comentarios

  1. MAKINAAAAAA!!!!!! impresionante!!!! que pena no poder verte llegar...no se que tiene mas merito hacer el maraton ademas sin preparar o hacer esa mierda de Maraton...los meaderos lo mejor..... que duro correr al lado de casa...por eso yo tiro para los Madriles asi no puedo volver....
    Para mi el tiempo tiene su valor...cuanto mas tiempo mas merito tiene porque tienes que estar mas tiempo corriendo y eso es muy duro....mucho.
    Vas a flipar en el MAPOMA!!!!!
    ZORIONAKK TXAPELDUN!!!!!

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  2. Gracias majetona!

    Acabo de ver las clasificaciones. De mil y muchos apuntados a la maratón ya me dirán a mí dónde estaban, porque hemos acabado menos de 500 y yo no tenía a nadie delante ni detrás en un montón de metros desde que los de la medio se fueron para meta en el primer paso.

    Luego se extrañan de que la gente no se apunta. En el periódico dice el organizador que el tiempo del marroquí hará que la gente que hace 2h30m elija Bilbao para hacer marca personal. No se acaba de enterar el bicho que los que llenan las carreras y las hacen populares son los que doblan el tiempo del ganador.

    Peor para él. Seguiremos gastándonos la pasta yendo a correr a otra parte, aunque seamos de Bilbao.

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  3. tu te imaginas el BNM con menos de 500 participantes???? muchos tiempos y mucha idiotez pero luego hay que rellenar............
    Fue subrealista ver al marroqui, que tengo que decir que nunca habia visto a nadie correr tan rapido y a gente que iba con 8km arrastrandose ya cosa fina...
    Ahi tienes la HERRI KROSSA la mejor carrera de largo, la que mas peña va y sin tiempos......que no me la pierdo por nada del mundo...

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