Una tarde aprovechada

Fin de semana pirenaico como objetivo y no dan muy bueno que se diga para el domingo. Ya quedó aplazado por la lluvia la semana pasada y, como no tengo más margen para preparar la transpirenaica, decido aprovechar la tarde del viernes con una etapa circular de unos 80km saliendo de Eugi y con unos cuantos puertos por si, al final, se me chafa el último día.




Llego a la localidad navarra a eso de las cinco de la tarde y no tardo más de un cuarto de hora en prepararme y salir desde el aparcamiento del embalse en dirección al collado de Urkiaga.



Tras avanzar un rato por la carretera que va a Francia, tomo el desvío a mano izquierda que me lleva a Irurita a través de Artesiaga. La carretera es una auténtica maravilla, bordeando el río Olazar y con un asfalto impecable.




El hayedo en estas fechas no luce demasiado pero, aún así, es una gozada subir junto al murmullo del agua.




Apenas seis kilómetros y medio de subida por esta vertiente, y muy facilitos hasta la parte final, hacen de este puerto un paseo inmejorable en una tarde soleada y calurosa como esta.




Tras una parte inicial en la que apenas se pasa nunca del 4% o 5%, los dos kilómetros finales se inclinan un poco más promediando un 8% más o menos, con alguna rampa escondida de doble cifra pero muy llevadero en todo momento.




El collado de Artesiaga aparece a falta de un kilómetro en el momento en el que se sale del hayedo y se abren un poco las vistas del valle. Una pista de tierra que se dibuja en la ladera del Saioa parece indicar la continuación de la ascensión, pero no es así.




Otra pista de tierra parte del collado hacia la derecha, formando una uve con la anterior, pero tampoco hay que continuar por allí.



El paso es el natural entre las dos montañas: el collado de Artesiaga.



Las vistas hacia el Baztán son tremendas desde arriba.




Aunque hace calor, en el collado de Meaka me preparo mejor para el descenso porque, aunque los árboles sigan pelados, son más de quince kilómetros alternando tramos de sombra y se me están enfriando los brazos.



En Irurita comienzo la ascensión al alto de Ziga, una pequeña tachuela que precede al puerto de Belate por esta vertiente.




Apenas son cuatro kilómetros muy suaves pero de una belleza tremenda. La carretera serpentea por las verdes praderas navarras que sirven de pasto para las ovejas.




A media subida, se pasa por la pequeña población de Zigaurre, que no son más que cuatro caseríos juntos poco antes de llegar al collado.





Se corona este minipuerto de Ziga con alguna línea blanca pintada en la carretera y, hasta llegar a la autovía, se continúa por un tramo favorable.




A partir de aquí, son 9km de subida continuada para llegar al puerto de Belate por la antigua carretera. Hay algún tramo un poco estropeado pero se sube perfectamente.



Pasados los dos primeros kilómetros, donde las fotos salen pésimas por lo sombrío del valle en estas profundidades, se vuelve a pasar bajo la autovía para terminar de coronar el puerto por la ladera izquierda de la montaña.



Lo malo del abandono del puerto es el deterioro progresivo que está teniendo el asfalto pero, por contra, se ha convertido en una subida solitaria en la que solo algún motero tocapelotas toca las pelotas, claro.




El trazado se hace más interesante, incluso con la presencia de varias herraduras, muy suaves todas ellas.





La falta de tráfico facilita mucho la ascensión, ya que el carril derecho de subida es el que peor se encuentra. De este modo, casi es mejor subir el puerto como lo harían los británicos.




¡Vaya diferencia de puerto con el inicio! El sol por aquí arriba le da otro toque, mucho más agradable, que contrasta muchísimo con la oscuridad del valle.




Dócil final el que se va acercando, cada vez con porcentajes más suaves. Los dos últimos kilómetros se convierten en un paseo a la espera del paso junto al cartel de puerto.




Es curioso circular por el carril de vehículos lentos en un puerto en el que no hay absolutamente ningún vehículo.



El sol ya está bastante bajo y solo se puede mirar atrás. No me suele gustar esta orientación de la marcha porque los coches que vienen por detrás no te pueden ver, pero aquí es igual. No pasa ni cristo.



Una docena de kilómetros descendentes, encima con aire favorable, me ponen en Olagüe en un ti-tá. Desde aquí inicio la subida al último puerto de la jornada: Egozkue.



Son casi ocho kilómetros de puerto a una media del 4%. Si contamos que los dos últimos andarán por el 8%, tenemos que el principio es sumamente fácil.




El sol está cayendo muy rápidamente. No sé si llegaré de día a la cima. Me gustaría terminar de ver este puerto con luz porque lo he metido en la última etapa de la transpirenaica, aunque por la vertiente contraria, la de Urtasun. Por ello, ya que no voy muy cansado, me meto un poquito de caña para subir lo poco que me queda.



En el tramo más duro del puerto, se pasa Egozkue, localidad de la que recoge el nombre la subida. No se ve ni un alma por aquí. Hay muchísimas más ovejas que habitantes.




Gracias a este último arreón, corono aún de día. Ya solo me quedan seis kilómetros de rápida bajada y un par más de subida a la presa de Eugi, donde tengo el coche.





Bueno, aunque en penumbra, he conseguido terminar la etapa con buena visibilidad. No las tenía yo todas conmigo. Aún no tengo las piernas muy finas pero noto que cada vez me cuesta menos subir puertos.

Para la etapa de mañana me tengo que desplazar un poco. Tengo idea de iniciarla en Roncesvalles pero voy parando antes en Erro, en Aurizberri,... para probar si la antena de la TV me coge canales y, aunque sea, poder ver el fútbol el sábado por la noche. En la gasolinera previa a Burguete hay un aparcamiento inmenso y allí pillo 25 canales de la TDT. Pues aquí dormiré los dos días.

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