Lástima del Negratín

(Entrada de archivo)

Después de subir a la Sierra de Baza o Puerto de Escúllar por ambas vertientes, la almeriense y la granadina, me desplazo hasta Zújar, desde donde se inicia la subida al Cerro de Jabalcón, un monte solitario con unas vistas inmensas a su alrededor.




En sus más de 10km, esta subida tiene varias trampas escondidas. La más evidente es la cantidad de piedras sueltas y grava que te vas encontrando, lo que se tiene que tener muy en cuenta para el descenso.



Pero las más interesantes para el cicloescalador son las duras rampas que posee. Tras un inicio suave, se suceden rampas de doble dígito y cómodos descansos que se aprovechan para observar la línea de horizonte entre los numerosísimos montículos caractrísticos de la zona.



Una parte central más suave precede a unos cuantos kilómetros más constantes en busca de las antenas. Un par de rectas bastante largas dan paso a una zona más entretenida en la que se suceden las curvas.





La noche va cayendo a medida que me acerco a las antenas. Parece que la pista continúa pero pasa a ser de tierra y me quedo sin disfrutar de las vistas que esperaba tener del Embalse de Negratín. Podría seguir un poco más pero se me ha hecho muy tarde y he subido sin luces. No me hace ninguna gracia bajar sin buena luz con la de grava que hay en esta subida.



Abajo, en Zújar, busco un sitio para dormir. Mañana me toca aventurarme con los puertos de la Sierra de Cazorla y ya veré cómo es el Negratín antes de llegar a los pies del Puerto de Tíscar.

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