La ruta de Trapaga

Hoy tenemos segundo día consecutivo de clase práctica con el objetivo de pistear para subir al Argalario y quedamos en el aparcamiento del campo de fútbol de Trapaga. Tengo la opción directa de coger el Puente Colgante pero prefiero rodar un poco antes y, saliendo con el tiempo justo, pasar por Bilbao.

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La ruta de Trapaga Plentzia 90 km 1625 m+ IR

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Como no sé muy bien lo que voy a tardar en hacer los 33km que tengo desde Plentzia hasta Trapaga, aprieto un poco más de la cuenta y llego al lugar de la cita con bastante tiempo de margen. Hay una tienda de bicis junto al campo de fútbol y nos acercamos a verla. Allí está un tipo que lleva el tema del velódromo y nos abre para ver una colección de bicis clásicas. Transcurre mucho rato y empiezo a temer que no vamos a subir al Argalario pero después de una demostración que nos hace por un circuito de saltos nos ponemos en marcha por la carretera de La Arboleda.


Pasamos el bidegorri y el funicular y nos metemos por una pista de ligera pendiente. Andar por este tipo de terreno es algo que no me desagrada y vamos ascendiendo suavemente controlando que el grupo viaje junto.


Procuro adelantarme al grupo para poder hacer fotos sin que salga gente y la propia inercia hace que me separe un poco junto a dos o tres compañeros más.


La pista es muy rodadora y va buscando la carretera de la vertiente de Gorostiza que tantas y tantas veces he tomado con la bicicleta de carretera.


En el empalme con la carretera hacemos otro reagrupamiento y salimos por el otro lado para acometer la parte final de la subida. Todas estas pistas las tengo recorridas corriendo pero es la primera vez que ruedo por aquí con la btt.


Las sensaciones en esta parte final son muy parecidas a las que se tienen con la bicicleta de carretera, con un acceso a las antenas en el que hay que apretar un poco más hasta llegar a la recta final.


Llegamos a la zona de praderas y nos volvemos a reagrupar, aprovechando también para hacer el avituallamiento. Está todo de un verde impresionante.


Algunos tiran hacia el pirulí por la pista asfaltada pero, ya que estamos con la btt, yo tiro por todo lo verde, esquivando vacas y caballos.


Argalario me en encanta. Por algo esta es la subida que más veces he hecho en bicicleta. No creo que haya muchos núcleos urbanos en los que haya una salida a la montaña como esta, con vistas al mar.


Ya solo nos queda bajar y tiramos para La Arboleda, para salir por la zona del cementerio, rodeando las minas. El trazado es muy disfrutón, siguiendo lo verde siempre que se puede.


Hasta que nos metemos por senderos y empezamos a 'disfrutar' del barro y de las zarzas. En mi cabeza solo hay un pensamiento: ¡Qué necesidad!


Optamos por bajar hacia Triano por la pista que va directa a La Orconera y Cadegal rodeando el campo de golf. A diferencia del frío que hacía esta mañana, el día ha templado mucho y se está de maravilla.


Todo iba más o menos bien hasta que llegamos a otro punto de ¡qué necesidad! y nos metemos por un sendero estrecho en subida en el que hay que ir empujando la bici mientras los pinchos de los zarzales te joden la ropa. A mí este tipo de diversión me supera.


Pero lo mejor está por llegar al pasar por otro sedero más cerrado todavía, con charcos y barro como para deslizar por la pendiente.


Yo tengo muy claro que juego en otra liga y más viendo el trompazo que se mete un compañero delante de mí por tratar de bajar montado por ese sendero deslizante con pinchos a ambos lados. Nunca le encontré la gracia a subirse en la montaña rusa como para que me guste esto de tirarse al precipio... ¡a ver qué pasa! Por suerte, la bici da para gustos muy diversos y los míos van por otro lado.


Terminado el descenso, ya casi son las dos de la tarde y le pido al profe que me libere de volver al punto de partida porque quiero aprovechar la tarde y hay un par de montañas enfrente que me están llamando desde hace un buen rato. Se da por concluida la clase y los hay que van al tren, otros en bici hasta Bilbao y otros a los coches del punto de salida. Yo cojo el bidegorri de Gallarta para ir hacia Muskiz.


Estaba entre subir al Serantes o a Punta Lucero y es esta la opción ganadora. Rodeando las instalaciones de Petronor, llego a la playa de La Arena y me tiro un buen rato al sol.


Hay dos opciones para subir: la pista que sale de La Cuesta y el sendero que sale de la playa. Como ya subí en btt por la pista en una ocasión, decido hacer un poco el cabra.


Solo hay que seguir las marcas blancas, rojas y amarillas de los senderos hasta encontrar la valla de entrada. En otro tiempo habría abierto el portillo pero estoy cogiendo destreza a esto de levantar la bici y la paso al otro lado por encima.


El sendero de subida está bien marcado y para arriba que voy con las vacas cruzando a mi lado, tratando de seguir montado todo lo que pueda.


La pendiente es fuerte y casi nunca voy por el sendero para poder hacer eses por la hierba. Hay un par de pasos complicados a dos alturas y no me queda más remedio que desmontar y empujar la bici en un tramo empedrado.


Pero consigo hacer montado gran parte de la subida, logrando mantener el equilibrio en tramos en los que apenas avanzo y haciendo eses a kaskoporro.


Hay un momento en el que casi me voy al suelo por subir con la cámara en una mano y otro en el que me tengo que parar porque hay una vaca cruzada en el sendero que no se quiere mover. Casi sin darme cuenta, ya estoy arriba.


El sendero termina empalmando con la pista que viene del fuerte. Aunque parezca una autopista, rodar con tanta piedra resulta aún más complicado y tengo que guardar la cámara para agarrar con fuerza el manillar.


Hago cima justo al mismo tiempo que otro ciclista que viene del otro lado. Nos saludamos y nos sentamos para disfrutar de las vistas durante un buen rato.


Empieza a refrescar algo y ya no se está tan bien como para quedarse, así que inicio el descenso por la pista que va a La Cuesta. No recordaba que tuviera tanta piedra suelta.


Empalmo con la pista de cemento y dejo el sendero para otro día. Cómo diría aquel... ¡qué necesidad! Habiendo una bajada cómoda es un sinsentido tirarse por ahí si no le ves la gracia. Y yo no se la veo.


Caigo a la ladera note y la sombra hace que la temperatura baje de golpe. El Serantes me hace ojitos pero tiro para Santurtzi con idea de coger el tranbordador del Puente Colgante en Portugalete.


Ya en Getxo, opto por seguir el bidegorri de las playas hasta su conclusión en Sopela. Hace tiempo que no voy por él y por variar un poco el trayecto de vuelta.


En Sopela se acaba el bidegorri y toca salir a la carretera para subir a Barrika, donde coincido con otro ciclista con el que voy cruzando cuatro palabras.


Llego a Plentzia a las cinco de la tarde, contento por una ruta circular que me permite ir cogiendo más soltura con la btt. Si todo va bien, el fin de semana espero poder seguir practicando.

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