XXXIX. Marcha Goizale

Otro año más que me acerco a Gernika para participar en la XXXIX. Marcha Goizale. Este año solamente he estado en la Araxes, allá por el mes de mayo, pero esta marcha no suele ser muy dura y no me importa ser de la partida sin demasiada preparación previa. Salvo el año pasado, ya van siete años acudiendo y es una de mis favoritas.

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XXXIX. Marcha Goizale Gernika 26 km 850 m+ IR

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Llego a Gernika justito de hora y me lío buscando aparcamiento por no dejar el coche en la zona azul. No estaba muy seguro de si en Gernika funcionaba la OTA los domingos y es mejor no arriesgar. Al final, me acerco al club y salgo a las 08:15, con quince minutos de retraso con respecto a la salida oficial.


La salida es a oscuras pero con la luz de la población. Como estoy solo y no hay marcas iniciales, me guío del track del reloj que me descargué de la web de Goizale. Una vez en la zona industrial que hay tras pasar las vías, ya tengo marcas y no hace falta mirar el GPS.


No he llegado todavía a los tres kilómetros cuando enlazo con los últimos del grupo. Como voy corriendo, voy pasando a diferentes grupos poco a poco.


Ha estado lloviendo todo la noche y el suelo está muy mojado, pero ahora no llueve. Sigo pasando gente hasta llegar a una primera cota en el barrio de Elorriaga.


Toda esta parte es muy corredera, yendo en todo momento por pista de asfalto. El desnivel es inapreciable y una larga recta me permite ver a los pequeños grupos que se han formado.


Abandonamos el asfalto y nos metemos por una pista de tierra, ya camino de la ascensión a Basobarri. No es más que un atajo campo a través para volver a dar a la misma pista por la que íbamos, antes de iniciar la subida más fuerte del día.


Nos adentramos en el bosque y vamos sorteando los charcos para hacer cima en este montículo de Basobarri Tontorra (251m). Han pasado los primeros seis kilómetros y toca la bajada hasta Zelaieta.


En la bajada me doy cuenta de que ya he debido pasar a toda la gente porque me quedo más solo que la una. Es justo el momento en el que se pone a lloviznar por primera vez en lo que llevo de recorrido.


Llego a Santimamiñe y una chica que estaba en la salida se sorprende al verme. Me indica el camino de subida por las escaleras de la ermita y trato de hacer un par de fotos sin que se me moje la cámara.


Transitando por un precioso sendero alcanzo los diez kilómetros de marcha con unas vistas magníficas de Zelaieta.


Llego al fondo del valle y me meto por dentro de los terrenos de una casona por equivocación, con el perro ladrando detrás de mí. La pista de subida va paralela a la que he tomado yo y en el GPS no se ve error ninguno, por lo que tengo que volver para atrás unos metros hasta coger el camino correcto.


Poco después de cruzar la carretera de Lekeitio, justo cuando se cumple el km.13 del recorrido, está situado el avituallamiento en la entrada de un magnífico baserri. En él estoy a las 09:57. Según me dicen, por delante deben ir otros tres participantes más.


Aprovecho para cambiarme los calcetines porque los llevo encharcados y apenas me tomo un vaso de cocacola, una mini galleta oreo y un trozo de plátano. Hay naranjas, zumos, agua, frutos secos, chocolate, ... 


Dejo el avituallamiento y hay que seguir subiendo un poquito más hasta pasar junto a la cima de Alanbrineko Espalda. La subida es muy cómoda por una pista.


Hay un pequeño instante en el que parece que el sol va a asomar pero es imposible que lo logre con el cielo tan cubierto. De hecho, cada vez llueve más seguido.


El descenso de esta parte es lo peor del día, por una senda embarrada y de mayor pendiente en la que es muy fácil meterse una buena culada. Me lo tomo con mucha calma y bajo agarrado a los troncos de los árboles, con algún que otro deslizamiento que casi me lleva al suelo.


Al salir del barrizal alcanzo a dos chicos que me habían pasado en el avituallamiento y que también van trotando. Es la parte más guapa de todo el recorrido con unas vistas preciosas de las marismas.


Los dos chicos se quedan atrás y me vuelvo a quedar solo, ya con la mente puesta en la llegada porque apenas quedan siete kilómetros prácticamente llanos.


El trazado de la marcha va por toda la senda de Gautegiz-Arteaga que ya he hecho más veces y que casi me la conozco de memoria. Sigue chispeando sin parar pero voy sacando la cámara cada vez que se puede.


Estoy a punto de detenerme para volver a cambiarme de calcetines, porque todavía me queda otro par, pero queda tan poco que ya no me merece la pena.


En el km.20 llego al castillo de Arteaga. Es lo más destacado pero también merece la pena ver los caseríos de la zona. Hay alguno impresionante.


Hay un momento en el que la ruta se separa del track original como me habían avisado en la salida. Al haber estado lloviendo toda la noche, debía haber algún problemilla en la zona de marismas y tenemos que salir a la carretera por unos pocos metros.


En nada estoy en Kortezubi, con solamente cuatro kilómetros por delante. Paso junto a un parque y atravieso una calle de adosados para enlazar con la pequeña subida a Goitiburu.


Este es el momento en el que más se pone a llover de todo el tiempo. Se ve una cortina de agua que se aproxima desde el mar y me pega de lleno.


Para de llover cuando conecto con el camino que va junto al río Oka. Poco antes me había encontrado con un chico de la organización reponiendo marcas porque alguien las había movido de sitio y el primero les había avisado. La verdad es que yo no he tenido ningún problema.


Llego a Gernika y termino la marcha a las 11:40, completando los casi 26km del recorrido con mejores sensaciones de las que esperaba antes de empezar. Me sorprende no haber tenido ni una sola molestia habiendo pasado tanto tiempo desde la última marcha de montaña que hice. Mejor así, no voy a petar siempre.

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