De nuevo tenemos fresco y lluvia pero queda una tarde muy buena como para aprovecharla a tope y decido salir a correr por la bahía sin tener una distancia en mente. El objetivo es disfrutar de unos rayos de sol mientras el día se apaga por el oeste.
Empiezo con no muy buenas sensaciones y con esa ligera impresión de que me voy a quedar en seis kilómetros de carrera pero voy entrando en calor y hasta me quito la camiseta gracias a la buena tarde que está quedando. El paseo de la playa empieza a ser de uso particular y se disfruta muchísimo del silencio, solo roto por el chasquido de las olas al desintegrarse en la orilla. Estoy tan tranquilo y relajado, pensando en mis cosas, que la distancia va creciendo y creciendo a cada llegada a un rompeolas, hasta completar 17km muy a gusto, sin estar nada cansado, terminando más porque la luz se apaga que por agotamiento. Una buena salida que espero que se repita pronto.
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