Julio y agosto son dos meses con mucha afluencia de visitantes y es imposible poder disfrutar del frontón, así que lo tenía aparcado hasta que se fuera despejando un poco el panorama. Una vez que ya estamos solos en Plentzia, todo vuelve a la normalidad y disponemos de todo para nosotros solos.
Me acerco al frontón a media mañana, para pelotear un poco, pero enseguida se me cansa el hombro. Aguanto solamente media hora y lo tengo que dejar para no sobrecargar en exceso. Ya va para tres meses o así que no le doy y se nota. Tendré que ir varias veces y empezar poco a poco. Mientras tanto, a seguir disfrutando de la playa, con un tiempo perfecto con sol pero sin demasiado calor. El otoño ha empezado con muy buena pinta.
2 Comentarios
Algún día echaré un frontenis contigo. Pienso darte una zurra de espanto.
ResponderEliminarVamos, no lo dudo. O sí, jejeje
EliminarPIEATIERRA se reserva el derecho de suprimir, por cualquier razón y sin previo aviso, cualquier comentario que considere inapropiado.