La comarca de Uribe

El mes de agosto tenía que haber sido una fiesta de puertos nuevos y, sin embargo, no paro de dar vueltas al mismo sitio, lo que me tiene ya bastante cansado y aburrido. Hoy voy a romper un poco la monotonía y, aunque los puertos van a ser los de casi siempre, los voy a coger por vertientes que no hago tanto para ver si me espabilo un poco.

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La comarca de Uribe Plentzia 105 km 1870 m+ IR

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Salgo de casa después de comer en una tarde tranquila, con sol y nubes y una temperatura suave que invita a dar pedales por la comarca de Uribe, la cual voy a rodear completamente.


Empiezo con Andraka para llegar a la rotonda de Maruri-Jatabe y enfilar la subida a Jata por esta vertiente que hago de bajada en la ruta básica.


Son más de siete kilómetros suaves pero con un kilómetro al 8,5% para llegar al vertedero, con puntas de doble cifra que no se tienen en las otras vertientes.


Llego a la altura del vertedero sin ese mal olor característico de este par de curvas, señal inequívoca de que he llevado el aire favorable y sabedor de que eso significa que apestará en el primer tramo de bajada para empalmar con la carretera de la costa.


En efecto, la peste se adueña de la curva en el descenso y empalmo con la parte final de Jata, ya en la carretera del litoral, para los poco más de dos kilómetros finales de este puerto.


Corono el alto de Jata, observo el paisaje de la costa durante unos segundos y tiro para abajo hasta llegar a Bakio. Se nota que estamos en septiembre porque la afluencia de gente a su playa ya no es la misma de hace una semana.


Con esa sensación de vuelta a la normalidad, donde la tranquilidad impera y las carreteras pasan a ser casi de uso privado, subo a San Pelaio por la carretera, dejando esta vez los acantilados de lado porque no me apetece subir rampones.


Corono el alto de San Pelaio con ese kilómetro final al 10% que te deja tieso y me asomo para sacar una foto de San Juan de Gaztelugatxe, tan de moda últimamente por ser el escenario de Rocadragón en Juego de Tronos. Este mes de agosto ha habido tal número de visitantes que ya se han encendido todas las alarmas.


El descenso me deja en Bermeo y, en esta ocasión, decido subir el puerto de Sollube por la carretera de siempre. Así evito los porcentajes de Almike y actualizo esta subida porque hace tiempo que no la escojo.


Son cinco kilómetros que van de menos a más y el aire de cara lo endurece un puntito extra. Llevo toda la ruta sin coches y enseguida soy consciente de por qué nunca escojo esta vertiente.


La zona del 12% se me estomaga bastante y más cuando alcanzo a una furgoneta Volkswagen del año de la polka petardeando de mala manera y echando una peste de humareda negra que me obliga a detenerme hasta que toma distancia de nuevo.


Aprovecho la llegada a la cima del puerto de Sollube para tomar un gel de frutas y dejo de lado el extra ball hasta las antenas porque hoy no toca, llegando a Larrauri enseguida para desviarme hacia Meñaka.


Apeas llevo 35-40km y la mayor parte del desnivel está hecho. La segunda parte de la ruta la tengo planeada evitando los puertos, pasando por esos tramos por lo que no paso desde hace tiempo, justamente por todo lo contrario.


Llego a Gamiz y sigo hasta Fika, observando a un lado la subida a Urrusti que no voy a hacer. El aire sopla favorable, con lo que me va a dar de cara en todo el tramo de vuelta a Plentzia.


Llego a Fika y paro en la fuente para rellenar agua y para dar buena cuenta de una barrita. En este cruce siempre tiro para Urrusti para retorcerme en sus rampas y, sin embargo, hoy lo miro con una sonrisa.


Me quedan ocho kilómetros para llegar a Larrabetzu, subiendo antes hasta Astoreka, una pequeña cota en la que se empalma con la carretera de Aretxabalagane, puerto que tampoco voy a subir.


En el cruce de Astoreka tomo el camino de bajada a Larrabetzu mirando de reojo el montón de nubes de tormenta que se apelmazan hacia el este.


Llego a Larrabetzu y el giro me enfrenta al aire de cara, dejando las nubes a mi espalda. Saliendo de la localidad hacia Lezama me encuentro con tres alforjeros bastante cargados, vestidos exactamente igual. Parecen calcos el uno del otro.


El aire de cara en el valle del Txorierri se disipa con la ligera pendiente negativa que hay hasta llegar a Asua. Tan solo hay un par de repechos que no suponen ninguna dificultad en una de las pocas zonas llanas que hay en Bizkaia.


Voy pasando por todo este corredor de la comarca del Gran Bilbao, plagado de municipios adosados: Larrabetzu, Lezama, Zamudio, Derio, Loiu, Sondika y, por fin, acabo en la rotonda de Asua, ya perteneciente a Erandio. Una prueba de que es de las pocas zonas llanas de la provincia es la ubicación en este valle de las instalaciones del Athletic, del parque tecnológico, del cementerio de Bilbao, del aeropuerto, de varios polígonos industriales, ...


Iba a subir Unbe desde la rotonda de Asua pero, por cambiar, decido meterme por Loiu para subir a Lauro, siguiendo esta tónica de hoy de pasar por las carreteras que menos suelo pasar.


Justo en el inicio del puerto alcanzo a otro ciclista y, con aire de cara, se me pega detrás en toda la subida. Desde Larrakoetxe hasta la cima no se separa ni un metro, a pesar de que caminaba mucho más despacio cuando llegué hasta él.


El aire de cara ha ido tomando fuerza a lo largo de la tarde y, aunque Lauro es una subida muy suave, me cuesta llegar a la cota más alta. 


El ciclista que llevaba pegado a la rueda trasera desaparece en el descenso y giro hacia Laukiz para volver a la costa a la altura de Sopela. Me quedan unos diez kilómetros para llegar a casa y noto que las pernas empiezan a doler un poco.


La subida a Barrika no deja de ser un pequeño repecho pero me cuesta algo más de lo normal. El aire de cara está siendo la tónica de esta parte final del recorrido y en él encuentro la disculpa.


Supero los cien kilómetros y desciendo hasta Plentzia, entrando por las marismas y cruzando la ría por el puente del metro con bastante cansancio en las piernas.


No me extraña que llegue algo cansado. Revisando los datos, no pasaba de cuarenta kilómetros desde hace casi dos meses. Me había dejado ir pensando en la kilometrada que me iba a meter en agosto y ahora estamos como estamos.

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5 Comentarios

  1. Pues a coger de nuevo la forma. Cada vez que veo fotos con la costa de fondo siento sana envidia.
    ¿Sabes que me vuelto a meter otra torta? Esta vez, al descender la rampa de mi garaje. De lo más tonto. Bajé con mucha fuerza y no pude trazar la curva de entrada, estampándome contra una puerta de un garaje. Soy un imprudente. Todo por pillar carrerilla para ascender la calle interior del garaje. Hombro izquierdo con magulladuras y desollón en el brazo. Y la goma posamanos de la maneta, rajada. Qué cabreo me entró.

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    1. Es que la costa de Bizkaia es muy chula, Gorgonio. Tienes un montón de CIMAs en ella, ya sabes, cuando quieras.

      Has enganchado la racha de caídas. No te preocupes, todo pasa. Ánimo!!!

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  2. Le he pillado un miedo tremendo a las bajadas. A más de 45 km/h, en las curvas siento una rara sensación, como si la bici se desestabilizara y me fuera a caer. A ver si se me pasa. Bajo acojonadito.

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    1. Has revisado bien la bici? Mira que tengas bien apretada la dirección, no sea que se te haya aflojado en algún golpe. A nada que no esté bien, la bici vibra mucho en las bajadas y puede ser causa de que tengas esa sensación de inseguridad. Esto te lo digo por experiencia propia. Apenas se notaba pero le comenté al mecánico que bajaba sin soltar el manillar porque no lo veía claro y lo solucionó en un segundo.

      Y si continúas con ese temor, pásate a cubiertas de 25. Se ha demostrado que ruedan igual que las de 23 pero con más seguridad y ya las montan los pros. Incluso te recomendaría las de 28. Según he leído, en bajada dan casi la misma seguridad que con una btt aunque, en este caso, penalizan un poco la velocidad. No sé si eso te interesará con la de demarrajes que gastáis los de Valdemoro, jajaja

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  3. Lo tendré en cuenta y la semana que viene, que me paso por el taller, se lo diré al mecánico. Gracias.

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