Cumplida la veintena

Son casi las seis de la tarde de un día lluvioso cuando decido salir a correr después de una semana más bien floja de actividad deportiva en exteriores. No así en casa, donde he trabajado de lo lindo la fuerza, elasticidad, ... Pero el aeróbico prefiero hacerlo en la calle y, como parece que el día ha ido mejorando, voy a patear un poco el paseo de la playa.



Me pongo a correr con muy pocas ganas, con camiseta de manga larga y chubasquero. No llueve mucho pero chispea, lo que hace que la playa esté desierta. No así el paseo, con bastante gente caminando en una tarde en la que parece que despeja. Poco a poco voy entrando en calor con el primer tramo entre rompeolas y me voy sintiendo con ganas de hacer más kilómetros. En diez no paro y sigo hasta los catorce, momento en el que me encuentro de cine y decido llegar a la veintena por primera vez en esta nueva etapa corredera. El índice de carrera se va recuperando y me encuentro mucho más ágil que durante el verano. La temperatura tiene mucho que ver.

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