Ruta al colegio: M-2

Las previsiones meteorológicas de hoy son tan buenas que toca hacer una ruta algo más larga de lo habitual, buscando acumular metros de desnivel porque marzo se acaba y en nada estamos en Semana Santa. Como tengo entre manos una ruta para dentro de poco junto a Javi y Teibol, a los que les voy a hacer de anfitrión en un +200K bastante duro, decido ir a Bilbao recorriendo la primera parte de ese trazado para comprobar que no haya nada raro en él.

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Ruta M - 2 Plentzia 115 km 2600 m+ IR

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Salgo de Plentzia en una mañana templada que ya anticipa lo que va a ser el día. Luce un sol magnífico y ya hay 17ºC a las diez de la mañana.


Enfilo la subida a Orabille pensando en la ropa que llevo. He escogido culot corto pero no me he terminado de atrever a salir de corto por arriba y creo que puede que lo pague porque el sol casca con fuerza y la temperatura sube enseguida.


Tras bajar hasta la preciosa cala de Armintza, empiezo a subir a Jata. La elección del día para la tirada más larga ha sido perfecta porque apenas corre una suave brisa, nada que ver con el aire de cara que he sufrido durante la semana.


Corono la primera de las tres partes de este puerto de Jata con las vistas de la costa y del esqueleto de la central nuclear. No voy cómodo del todo porque se oye un clank muy molesto en cada pedalada subiendo y me paro para comprobar qué puede estar produciéndolo.


No consigo ver qué puede ser la causa de ese sonido repetitivo y decido seguir, con algún pequeño problema en el engranaje de los piñones altos. Es como si se hubiera desajustado el cambio por culpa de algún bache o por algún leve toque en el desviador.


Corono Jata jugando mucho con el cambio y con la tensión del cable, girando el tornillo tensor del cuadro mientras pedaleo hasta conseguir que el piñón grande vuelva a entrar bien. Eso sí, el sonidete no cesa.


El descenso de Jata me deja en Bakio, dispuesto a subir el alto de San Pelaio. Hace un mes ya lo hice pero hoy voy a seguir la vertiente de los acantilados porque será por donde lleve a los compañeros asturianos.


Justo tras la rotonda de inicio de San Pelaio, me desvío hacia los acantilados por la pista que va directa al restaurante de la cima. Forma parte de una ruta de senderismo y siempre te encuentras a gente andando con botas y mochila.


Enseguida aparecen las rampas de doble cifra, aunque con descansos que facilitan la ascensión y con unas vistas de costa que hacen que se te olvide que luego viene otra rampa más dura que la anterior.


Son tres esfuerzos fuertes que van de menos a más, hasta llegar a un tope muy puntual por encima del 20% durante escasos metros, justo antes de llegar al restaurante y enlazar con la carretera que va de Bakio a Bermeo.


La carretera de toda la vida terminaba de subir ahí pero ya llevamos unos años en los que hay que seguir subiendo otro kilómetro más al 10% por el derrumbe que hubo encima de San Juan de Gaztelugatxe.


Me dejo caer hacia Bermeo, a donde llego en un momento, dispuesto a subir de seguido a Sollube. Voy a comer un par de barritas pero decido hacerlo junto a la fuente de la ermita de Almike en vez de aquí abajo porque pasa mucha gente y arriba estaré más tranquilo.


La subida a Sollube por esta vertiente de Almike será la más dura que hagamos en la ruta que tenemos prevista. Se empieza calentando motores para llegar a un kilómetro al 15% justo después de pasar la ermita.


Llego a la ermita y me paro junto a la fuente para echar un trago de agua fresca, refrescarme la cara y engullir un par de barritas de cereales. El calor aprieta y ahora viene la mejor parte.


Me enfrento a este duro tramo con las fuerzas justas, sin sentir un pedaleo cómodo. He vuelto a tener problemas con el engranaje del piñón más grande y ando jugando con la tensión del cable hasta que logro que entre.


Para cuando consigo que entre el piñón grande, ya tengo hecha más de la mitad de esta parte tan dura. Atrás queda Bermeo y un mar Cantábrico en calma que atrae mucho en días así de soleados.


La cosa da un pequeño respiro antes de llegar a la altitud del puerto de carretera que aprovecho para disfrutar del verde de los pastos.


Superado el puerto que queda a mano derecha, sigo hasta las antenas por una carretera de no baja del 7% en ningún momento y que va ganando pendiente con cada kilómetro.


Son casi cuatro kilómetros más en lo que se transita entre el bosque, con las vistas más cerradas hata la parte final. La pendiente va a más poco a poco, sin respiros.


Se llega al último kilómetro y ya se empiezan a intuir las fenomenales vistas que hay de toda la comarca de Uribe desde este privilegiado mirador. La pendiente ya no baja del 9% y se dan varios tramos de doble cifra para llegar hasta las antenas.


Las vistas son fabulosas aunque no sean todo lo limpias que sería deseable por una ligera bruma que ensucia el horizonte. Con calma, llego hasta la verja de las antenas y me doy la vuelta para disfrutar unos minutos del paisaje.


Desde aquí se pueden observar todas las montañas más importantes que hay entre la meseta y la costa. Se distinguen perfectamente todas las sierras, el camino que he seguido y el que voy a tomar ahora, viendo los pasos con total nitidez.


Tras un buen rato de disfrute, desciendo hasta el puerto de Sollube. Apenas he coincidido con tráfico en toda la mañana ya que es la primera vez que voy a conectar con una carretera algo más transitada.


Tampoco es que me cruce con muchos coches, apenas tres o cuatro. La bajada por esta vertiente se interrumpe un poco con un pequeño repecho antes de dejarse caer con fuerza hacia Larrauri.


Me dirijo a Fika para subir el alto de Urrusti y decido desviarme por Meñaka para no tener que entrar en Mungia. De paso, creo que acorto distancia, aparte de ganar en tranquilidad.


No llegan a diez los kilómetros que me separan de la base de Urrusti y, salvo un par de suaves repechos, por terreno favorable en todo momento y sin ningún tráfico.


Tras coger un par de cruces, acabo en Fika por el repecho que viene de Gamiz y que siempre resulta puñetero porque la recta parece no acabar nunca.


Urrusti son dos kilómetros al 10% pero bastante engañosos porque el inicio fácil se chupa medio. Lo que queda después es un buen paredón.


Me paro justo el inicio para comer otra barrita y para arriba que voy con todo metido, con cuidado de que me entre bien el piñón grande desde el principio.


La velocidad de subida es lenta y el termómetro del V800 se dispara, llegando a marcar un tope de 33,7ºC que hace que vaya bastante turrado.


Corono Urrusti mucho peor que estos días que ha ido entrando en los planes de ruta y me dejo caer hasta Lezama con ganas de parar en la fuente de la plaza del ayuntamiento de la localidad.


Se me ocurre llamar a Amaia para distraerme un rato porque voy con muchísimo tiempo de sobra para llegar a clase. En cuanto llegue a comer el mayor, se va a la playa y me da una envidia que te mueres. El día invita a quedarse junto al mar y no a subir paredes como estoy haciendo yo.


El último paso antes de llegar a Bilbao es esta subida al Ganguren. Por esta vertiente de Lezama son cinco kilómetros por encima del 7%, muy constante en todo momento.


Siempre he considerado este puerto una medida muy precisa de mi estado de forma porque solía ser el punto final de muchas rutas. Lo he llegado a subir tan turrado que ha habido veces en las que he tenido pesadillas con él.


Me ha debido venir muy bien la paradita en Lezama porque llego a la altura del área del Vivero sin mucho penar, a pesar del calor reinante. La vegetación de este puerto ofrece buenas sombras y a estas alturas del año todavía son frescas.


Dejo atrás el Vivero y tiro para Bilbao en el cruce, siguiendo con paso ascendente hasta el desvío que se dirige a las antenas del Ganguren y que marca el punto más elevado de esta carretera.


Hoy no toca y paso de hacer esos doscientos metros. Ahora voy a bajar a Bilbao y dejaré el trazado que voy a hacer con Javi y Teibol, ya que bajaremos hacia Galdakao por la carretera que han usado los pros estos años que La Vuelta ha llegado a Bilbao. A este punto llegaremos con 75km y 2300m de desnivel positivo acumulado, un buen tute antes de enfilar hacia Orduña.


El descenso me deja en Artxanda y tomo la carretera de Santo Domingo para dejarme caer a Bilbao por el barrio de Otxarkoaga, ya que quiero aterrizar en el Carrefour de Atxuri y comprar allí un palmerón de chocolate para merendar en clase.


El alto de Miraflores es la última tachuela del camino de ida de esta magnífica ruta. La tarde es fabulosa y da pereza tener que ir a clase pero no hay más remedio.


Ya de noche, toca regresar a Plentzia y lo hago con pocas fuerzas. Me ha pasado también otras veces, con rutas duras de ida. En clase no paro de andar y me entra pesadez en las piernas, quedándome algo frío como para volver a dar pedales después. El tiempo empleado en la vuelta lo deja muy claro, empleando más de diez minutos más que estos días de récords.

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4 Comentarios

  1. Rutón para ir a trabajar, amigo. Vaya par de compis que te vas a echar, Teibol y el Obús, me dais envidia.
    ¿Se quitó el ruidito al final? Igual te hace falta regrasar la rosca de los pedales.
    Tus fotos me traen buenos recuerdos, jeje.

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    Respuestas
    1. Pues no pases ninguna envidia. Si te quieres unir, ya sabes, o cuando quieras. ;-)

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