El coloso de Picos de Europa

Justo hoy hace un mes de mi última subida alpina y ya va siendo hora de hacer algún puerto de nuevo. Como no me apetece mucho andar por casa, decido irme a Asturias para pasar unos días. Saliendo de Bilbao después de desayunar, lo mejor es parar por la zona oriental y hacer algún puerto chulo, y claro, el más chulo es el Jitu de Escarandi.



Llego a Poncebos a las doce del mediodía, en una mañana soleada pero con mucha nubosidad en los altos. El aparcamiento del funicular de Bulnes está petado y hay un montón de coches y autocaravanas en la cuneta de la subida. Doy un par de vueltas y consigo aparcar junto al restaurante que hay camino de la ruta del Cares.


Pocos son los puertos que pueden decir que son chulos desde el primer metro. Este es alucinante en todo su recorrido, no tiene desperdicio.


Los cuatro primeros kilómetros van tensando poco a poco y soy consciente, una vez más, de lo mucho que se pierde en un mes. Da mucha rabia que te cueste negociar un 10% cuando hasta hace bien poco lo pasabas sin enterarte.


Atravieso la zona de túneles en la roca con las piernas más duras que ella. Si me taladran la pierna de lado a lado no siento nada.


La cosa va suavizando al paso por Tielve y el descansillo me viene de perlas. El paisaje cambia un poco pero sigue siendo espectacular.


El tramo central me lleva de Tielve a Sotres con números bastante cómodos salvo alguna pequeña rampa puntual. Voy remontando el valle del río Duje por la ladera de la izquierda con una visión preciosa del cañón que se forma.


El sol me la empieza a jugar y se va ocultando a ratos. Aprovecho sus momentos de asomo para ir sacando fotos sin parar. El 5-6% predomina y voy avanzando suavemente.


No puedo dejar de mirar para todas partes. Me dan ganas de parar para ir observando lo que va quedando detrás. Tan solo el paso de dos o tres coches me obliga a mirar a la carretera.


Sotres se acerca y con ello se acaba la tregua de la parte central para ponerse seria la cosa. Vienen tres kilómetros seguidos en los que no se baja del 10% hasta culminar en La Caballar.


Se deja a mano derecha la pista que se dirige a Áliva y se accede a Sotres por una rampa que sobrepasa el 15% sobradamente. El GPS me llega a marcar un 19% en una de las herraduras enlazadas que hay justo antes de entrar en la población porque me cruzo con un tractorcillo y la tengo que tomar por dentro.


Cruzo Sotres y enfilo el tramo más duro de toda la subida. El sol se oculta como para darme un respiro pero voy trancado de mala manera. Subo tan despacio que me falta poco para necesitar ir en zigzag.


Enseguida se tienen buenas vistas de Sotres y me cuesta hacer la foto en marcha porque, yendo tan despacio, casi me caigo. Menos mal que conozco bien el puerto y sé que me queda poco para llegar al collado de La Caballar, donde acaba la parte dura de la subida.


Corono La Caballar y solo me quedan un par de kilómetros de suave paseo hasta el aparcamiento del Jitu Escarandi, justo en el límite de Asturias con Cantabria. El piso está bastante botoso en esta parte final.


Al llegar al aparcamiento del Jitu soy consciente de que nunca he bajado hasta Tresviso y pienso que hoy puede ser un buen día para hacerlo porque no tengo ningún plan especial. Parece mentira que, con la de veces que he subido hasta aquí, nunca me haya dado por dejarme caer.


Supero el punto más alto de la subida, ya en territorio cántabro, y me tiro para Tresviso con un ojo puesto en el valle y otro en los nubarrones negros que se apelotonan en la montaña.


Llego a Tresviso cascado y me paro durante un buen rato junto a la iglesia para comer una barrita y un gel de frutas porque son las dos de la tarde y todavía estoy con el desayuno. Me trinco el bidón y empiezo a subir por la rampa empedrada al 16% que da inicio a la vertiente cántabra del Jitu.


Tras el rampón de salida de Tresviso, la pendiente se apacigua y el sol se oculta definitivamente. Empiezo a pensar que todavía es posible que me moje un poco.


Los primeros cuatro kilómetros de los siete de que consta esta vertiente son flojillos, rondando una pendiente del 3-4%, pero voy bastante turrado y se me hacen más duros de lo que deberían ser. Son 420m más de desnivel que sumar a la vertiente asturiana y voy a irme a más de 1.500m en poco más de cuarenta kilómetros.


Si un 4% ya me costaba, los tres kilómetros finales rondan el 7-8% y voy clavado. Me da tiempo a que me pase de todo por la cabeza.


Termino coronando y me preparo para el descenso. Me encuentro con un grupo de ciclistas que, tras llegar a La Caballar, se dan media vuelta. La Vuelta llegó hasta ahí y hasta ahí parece que llegan. Una vez abajo, me cambio de ropa. Quería haber hecho también hoy los Lagos de Covadonga pero ni hace día ni estoy para ello así que me muevo hasta Grado porque mañana he quedado.

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2 Comentarios

  1. La única vez que subí el Jitu, bajé a Tresviso. Me ha extrañado que no menciones el Salto la Cabra, que está justo enfrente de Tresviso. Nosotros nos metimos una buena tabla de quesos en Sotres.
    Una subida espectacular.

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    1. Del Salto la Cabra tengo muchas entradas. ¿Conoces la pista que une el Jitu con él? Si estás un rato aburrido y te apetece, mira las que lié por ella:

      - https://goo.gl/SMXTrZ (en bici)
      - https://goo.gl/c5FgUk (a pata)

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