Segunda noche que tengo que dormir con la puerta del coche abierta. La temperatura nocturna en Sabiñánigo no baja y me despierto con una sudada guapa. He puesto el despertador a las cinco de la madrugada para desayunar bien y ver qué hago, con tiempo para poder moverme si decido no salir desde aquí. Quería hacer una circular a Ordesa, yendo por detrás del Tour de Francia, pero el calor me tira para atrás con una ruta de tanto desnivel. Tampoco es que me vea muy sobrado. He dedicado medio año a preparar un ultratrail y noto que la larga distancia en bicicleta me queda muy verde, así que aparco esa ruta para más adelante y me acerco a Isaba para hacer algo mucho más comedido.
XTREM | CAT 1 | CAT 2 | CAT 3 | CAT 4 |
Los dos grandes de Navarra | Isaba | 120 km | 2700 m+ | IR |
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Desayuno fuerte y me muevo hasta Isaba. Parece que está cerca pero me lleva un buen rato por la carretera del Roncal. Para las 08:00 ya estoy preparado y, tras rellenar el bidón con el único hielo que me queda en la nevera, salgo rumbo a Belagua.
Voy tranquilo y me pasan como media docena de ciclistas, de uno en uno. Las sombras han sido abundantes en el acercamiento a la base de la Piedra de San Martín y la temperatura muy llevadera. Se nota que éste es el valle más frío de Navarra.
Voy negociando las primeras rampas del puerto y me siguen pasando ciclistas. No tengo la impresión de ir muy despacio y miro a ver si tienen dorsal y hay alguna marcha, pero no, ha debido coincidir así, que se están exprimiendo todos.
Se van sucediendo los kilómetros al 7%, más o menos, con bastante constancia. No hay ninguna rampa que destaque sobre otra hasta llegar al portillo de Eraice. Las vistas del valle del Roncal son maravillosas en toda esta primera mitad de la subida.
Se pasa un túnel y el paisaje cambia muchísimo, dejando a un lado las praderas del Roncal para dar paso a una montaña más rocosa. Antes de retomar la subida, hay tres kilómetros casi llanos con alguna breve bajada.
Se vuelve a subir en los tres últimos kilómetros, con el paso por la curva helicoidal que me recuerda el anuncio publicitario del HONDA CR-V. De hecho, me quedo un rato mirando si se habrán inspirado en ella porque el paisaje del clip es muy parecido.
Se llega al último kilómetro de nuevo al 7% con una magnífica estampa del Auñamendi, la montaña sagrada de los vascos, por encima del trazado de la carretera. No sé qué tiene este puerto pero me gusta especialmente.
Corono la Piedra de San Martín con un cielo totalmente despejado que contrasta espectacularmente con lo que me encuentro en la vertiente francesa. Hay un tremendo mar de nubes que cubre toda Francia, por lo que parece, hasta llegar a Dinamarca.
Por un momento, me lleno de dudas y no sé si bajar o darme la vuelta. No me apetece nada hacer una ruta sin paisaje y me tomo unos minutos en el Soudet. Como la idea de regresar me parece aún peor, decido seguir hacia delante.
El paso por la niebla hace que la temperatura baje de golpe y la humedad se pegue en los brazos y piernas. Como ya estaba avisado de ayer, con las nubes pegadas a la cara norte de Pirineos, me pongo el chubasquero y puedo bajar sin problema.
Llego a Arette con el cielo muy encapotado. Quería hacer Issarbe antes de Larrau, lo que viene a ser el recorrido de la Larra-Larrau, pero hay tanta niebla que opto por prescindir de Issarbe y tirar directo hacia Tardets.
En todo este tramo llano, me voy cruzando con muchos ciclistas con alforjas, cargaditos hasta los topes. De todas las formas de cicloturismo, sin duda alguna, ésta me parece la más auténtica.
Al llegar a Tardets, giro hacia la izquierda y voy remontando Le Saison. Empiezan a verse algunos claros y me alegro de haber dejado de lado Issarbe.
En cuanto paso el desvío de Santa Engracia, las nubes desaparecen y empieza a hacer un calor horroroso. Llevo más de setenta kilómetros y se me han pasado muy deprisa. Se nota que voy muy entretenido hasta ahora.
Junto al albergue de Laugibar empieza la subida a Larrau, con sus dos duros kilómetros iniciales para acceder a la localidad que da nombre al puerto. Me esperan 1200m de desnivel y los pies empiezan a dolerme del calor que están soportando.
La rampa más fuerte alcanza el 15% para dar paso a la maravillosa fuente que hay en la entrada del pueblo. Sin duda alguna, es la mejor fuente de todo Iparralde. Me quito las zapatillas y los calcetines y, sentado en la piedra, meto los pies en la poza para que el corro me baje la temperatura de golpe.
He subido Larrau muchísimas veces y, en varias ocasiones, con un calor tremendo que me ha obligado a refrescarme los pies de la misma manera. Relleno el bidón a sabiendas de que no va a haber más posibilidades de recargar y sigo con la subida.
En el desvío del puerto paro a repasarme con el stick de protección solar que llevo en el bote de herramientas y me encuentro con un ciclista británico, un loco de los puertos que me saca un libro del coche con todos los puertos del Tour de Francia y con las anotaciones a mano que ha ido haciendo en todos los que ha subido, que son la gran mayoría. El tipo viene de cruzar España entera en busca de puertos, pasando por Bilbao hace un par de días, y me cuenta que en el Veleta no ha podido pasar de 2.900m de altitud porque la pista hormigonada estaba muy estropeada, llena de piedras. Cuando se juntan dos tipos que dedican su tiempo libre a subir puertos en bicicleta por toda Europa es muy probable que la conversación se eternice y vamos enlazando Picos de Europa, con la Hourquette d'Ancizan, con La Madelaine, el Cormet de Roselend o las subidas escocesas. Nos deseamos buen viaje y parto para Larrau con el bidón ya caliente, con lo fresquito que estaba.
El calor es tremendo y voy pegado a la izquierda aprovechando todas las sombras que ofrece esta primera parte de la subida. Tan solo me voy a la derecha si oigo que viene algún coche, cosa que pasa muy poco en este puerto, muy poco frecuentado.
Hay momentos en los que se aprecia parte de la subida que se va haciendo y veo que vienen varios ciclistas detrás de mí. La velocidad que llevo es tan baja que espero que me vayan cogiendo en poco tiempo.
Larrau es el puerto fronterizo de mayor coeficiente de los Pirineos. Los kilómetros no bajan del 8% y, la gran mayoría, sobrepasan la doble cifra. Aún así, no sé qué tiene porque, aunque se me haga duro, nunca he llegado a petar en él. Tal vez sea tan duro que, si no me encuentro con fuerzas, opto por otras alternativas.
Me da alcance el primero de los ciclistas del grupo que veía por detrás y veo que lleva maillot de 'Bizkaia', con lo que el saludo va acompañado de una breve charla. Me pregunta cuánto queda, si conozco el puerto, a lo que le contesto con toda la precisión que puedo. Creo que me sé los datos de esta subida de memoria.
El segundo del grupo también me adelanta y veo que se paran bajo el último árbol que da sombra antes de la parte final para esperar a sus compañeros. Estamos en la parte más dura del puerto, con una pendiente que no baja del 11%, y el calor es tan asfixiante que yo ya tenía pensado de antemano parar bajo ese árbol, así que lo hago junto a ellos. Charlamos otro poco y parece que llevamos la misma ruta porque han seguido mis pasos desde el camping Asolaze de Isaba. Poco antes de llegar sus tres compañeros, arranco por si van a parar más tiempo.
Salen justo detrás y el primero me vuelve a pasar en la rampa final antes de llegar al col d'Erroymendi. Veo cómo se aleja mientras saco unas fotos desde este punto y sus compañeros me van pasando en el descenso. Una palabra por aquí, un comentario por allá, y se me está haciendo muy entretenida la parte final de la subida.
Son tres kilómetros de paréntesis antes de afrontar los dos finales al 10% de media. Se ven las zetas desde Erroymendi y siempre me han parecido preciosas.
En esta parte me entretengo una barbaridad. En cuanto corone Larrau, la etapa ya estará ventilada y me da pena dejar la vertiente norte.
El calor va a más. La ganancia de altitud suele conllevar una bajada de temperatura o la aparición de una suave brisa pero nada, no corre nada de aire y cada vez es más sofocante. La boca la llevo muy seca y solo me quedan dos tragos de agua. Echo uno y dejo el último para la cima.
Corono el puerto y, sin llegar a parar, agoto el bidón. Hay un bar en el descenso de la vertiente navarra y ya lo rellenaré ahí. Los del grupo han pedido agua en una autocaravana y se preparan para una foto de grupo que me piden que les haga.
Vuelvo a arrancar por delante y, como me voy entreteniendo haciendo fotos, me vuelven a dar caza, siguiendo el descenso con ellos.
El calor en esta vertiente de Larrau es horrible. El bar está cerrado y tengo que encarar Laza sin nada de agua y con la temperatura disparada.
Empiezo a subir Laza y, cada vez que se me acerca uno de los del grupo, me van preguntando cuánto queda para coronar. Creo que vamos todos con unas ganas de acabar que no veas.
Coronamos el puerto y nos tiramos para abajo. Aviso que hay una fuente en un área recreativa que hay antes de Uztarroz y vamos haciendo camino.
Me ha venido muy bien la coincidencia con estos paisanos, de los que me despido en el cruce de Belagua. Hace tantísimo calor que no me voy a quedar más días. Ya he pasado dos noches tremendas en el coche y me apetece pegarme una ducha y comer y beber cosas frescas de la nevera. Hay previsión de más calor en los próximos días y no lo soporto. Lo importante es que no me quedo sin planes.
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