Veranillo en Argalario

Mientras los hombres y mujeres del tiempo de los informativos de la 'caverna mediática' llevan días inflándose a decir que no para de llover y que nos espera mucho frío porque nieva en Navacerrada, aquí en Euskadi gozamos de un tiempo que ya quisieran en las playas de Benidorm. Es algo que sucede con mucha frecuencia y es que esa gente se cree que trabaja en Telemadrid. Pues no oigan, que hay más vida allende la meseta. Aquí hace un sol del copón y amanecemos por encima de los 20ºC, algo que me empuja a coger la bici y acercarme hasta Argalario.

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ARGALARIO, ida y vuelta Bilbao 40 km 700 m+ IR

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La rodilla me ha estado dando guerra toda la semana, con unos pinchazos tremendos cada vez que me pongo a correr. Pero en bici no me molesta nada y empiezo la subida muy animado. Es la primera salida que hago de corto este año y eso alegra una barbaridad.


El día es increíble, totalmente primaveral. Los árboles ya empiezan a tener hojas y se está poniendo todo chulísimo. Las agujetas que tengo de ayer me molestan un poco pero llevo un ritmo muy majo.


La última vez que subí a Argalario, hará ya un mes, estaban talando árboles y podando ramas para asear un poco la zona. El suelo estaba lleno de astillas pero hoy está todo recogido y con algunos troncos apilados en la cuneta.


Debo andar bien de forma porque llego al último kilómetro casi sin enterarme. Sopla una brisa muy rica cuando alcanzo la zona de los merenderos.


Cada vez me gusta más subir a Argalario. Parece mentira que de una urbe de un millón de habitantes parta una subida que te lleva a un lugar tan tranquilo como éste.


Un vistazo hacia la montaña, otro hacia el mar y para abajo que me voy por la vertiente de Trapagaran. Son dos horas de salida que oxigenan a cualquiera.

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