Rodear la sierra de Aizkorri

Este año todavía no me he hecho una distancia brevet y ya va siendo hora de pasar de doscientos kilómetros, no tanto por lo que se consigue en cuanto al físico, sino por lo que ganas en lo anímico. Cuando ya pasas de ciertos números, en las etapas más cortas no andas dándole vueltas a la cabeza con los kilómetros que faltan y se superan con mucha más facilidad. Como solo busco hacer distancia, mejor rodar por la llanada alavesa y, para ello, programo una vuelta rodeando la sierra de Aizkorri.

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Rodear sierra de Aizkorri Bilbao 224 km 2250 m+ IR

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Hay previsión de un día espectacular. El sol luce desde primera hora de la mañana y llego a Igorre con una temperatura excelente. La única pega es el enorme tráfico que tengo que soportar hasta aquí, sobre todo de vehículos pesados.


Iba a subir a la meseta por Barazar pero tanto camión hace que cambie de idea y me meto por Dima. La diferencia es brutal y paso a estar completamente solo.


Dima es de esos puertos que se suben casi solos cuando se llevan recorridos tan pocos kilómetros. Una pendiente del 5% es lo más habitual.


Faltan un par de semanas para que todo esto esté más chulo. Aunque ya se ven brotes verdes en los árboles, aún les falta bastante para poblarlo todo.


Corono Dima y me dejo caer hasta Otxandio para, poco después, entrar en Álava camino de Legutiano. Decían que íbamos a gozar hoy de muchas horas de sol pero se cubre y ya no lo volveré a ver hasta la tarde.


En Legutiano empalmo con la carretera que viene de Barazar y vuelvo a la pesadez de los camiones. Llevo ya cincuenta kilómetros y tengo planificado el primer avituallamiento del día, así que me como una barrita a la salida de la localidad aprovechando que me puedo sentar en una marquesina de autobús.


A diferencia de lo que suele ser normal, la entrada en la autovía de Vitoria es una bendición. Hay arcén grande y solo me molesta un idiota que me pita porque ruedo por aquí, cosa que está perfectamente permitida hasta la salida del Parque Tecnológico de Álava.


Tomo esa salida y ya voy por vía de servicio lateral hasta la capital de Euskadi. Me meto por dos largas avenidas para buscar la salida de Arkaute.


No llego a setenta kilómetros y me esperan cincuenta de llanura hasta Alsasua, esquivando la autovía de Pamplona por una cómoda vía de servicio lateral carente de todo tráfico. En Bizkaia no se puede rodar pero aquí no queda otra.


Pensaba que iba a tener aire favorable pero pega de costado y tirando a la contra, aunque tan suave que no me molesta nada. Llego a Agurain con noventa kilómetros y rodar tanto hace que se me olvide parar a comer otro poco.


Aparece algún pequeño tobogán que me sirve para romper la monotonía. La única distracción que hay en este terreno es mirar a los lados y disfrutar de la silueta de las sierras de Aizkorri y de Urbasa.


Antes de llegar a Olazagutia, siempre me pasa lo mismo. Hay que cruzar la autovía y pasar al lado de Egino. Otras veces lo he solventando recorriendo un par de kilómetros por la autovía pero, en esta ocasión, ante la indicación de un chaval, me meto por una parcelaria durante unos cientos de metros para acabar saliendo a la gasolinera que hay después.


Vuelvo a cruzar a la derecha de la autovía hasta Olazagutia y de nuevo a la izquierda para meterme por el centro de Alsasua buscando la N-I. Ya llevo 120 km y es hora de hacer esa segunda parada de avituallamiento.


A la salida de Alsasua hay una ermita en plena carretera y junto a ella me detengo para comer una chocolatina y un gel de frutas antes de adentrarme en Gipuzkoa. Se nota que no estoy metiendo puertos porque apenas estoy cansado.


Dejo la N-I y tiro para Zegama por el puerto de Otzaurte. Por este lado apenas se suben cien metros, así que no me cuesta nada llegar al alto, máxime cuando el giro de Alsasua me ha puesto con el viento a favor.


Con la vista puesta en la cima de Aizkorri nevada, desciendo hasta Zegama con el cuidado que exige un piso bastante deteriorado. Este puerto cada vez está peor.


De Zegama a Segura la carretera mejora y llego volando al desvío de Zerain. Parece que el día quiera despejar pero no termina de animarse.


La subida a Aztiria consta de ocho kilómetros. Los dos primeros suben hasta Zerain con una pendiente máxima del 7-8%. Llevo tanto rato rodando que casi se me caen las lágrimas.


Las vistas del Goierri son muy chulas desde el pequeño mirador que hay en Zerain. El Txindoki luce a lo lejos con su particular figura.


La carretera de Legazpi es una auténtica virguería, curveando sin parar. Los números van subiendo poco a poco una vez terminado el corto descenso que hay tras Zerain.


Los dos kilómetros seguidos al 8% coinciden con la salida del sol. Decían que iba a estar todo el día por aquí pero se ha hecho esperar bastante.


Vuelvo a echar un vistazo al valle al tiempo que aparece un 10% máximo en el GPS a poco más de un kilómetro para coronar.


Corono Aztiria con casi 150km. Tan solo hay tres kilómetros de bajada hasta la carretera de Legazpi, lo que es una pena porque el valle cerrado en el me que hallo es una guapada. 


Doy inicio a la subida al puerto de Udana que, por esta vertiente, no es gran cosa. No se llegan a subir cien metros en los dos kilómetros y medio que hay desde Telleriarte.


En el descenso de Udana me topo con casi todos los ciclistas del día. También había bastantes en el llano de Vitoria pero aquí son constantes.


Entre saludo y saludo llego a Oñati y me doy cuenta de que no me queda bebida. Me acerco a un parque y me siento en un banco junto a la fuente para saborear otra barrita en lo que va a ser la tercera paradita del día.


Ha salido el sol y le casca bien. Este sol de primavera suele darle con ganas y molesta bastante en los ojos porque está más bajo que en verano. A pesar de llevar gafas de sol, llego a Mondragón con algo de dolor de cabeza.


La última cota del día es el puerto de Kanpazar por esta vertiente guipuzcoana. Es un puerto muy cómodo, con cinco kilómetros y medio que se manejan siempre en un 4-5% hasta la parte final, donde la pendiente es un poco más alta.


El sol pega de cara y me es complicado contemplar la silueta del Udalaitz. Tengo que subir mirando al suelo porque el dolor de cabeza va en aumento.


Corono Kanpazar, ya en territorio vizcaíno, y desciendo hasta Elorrio a toda leche. Me quedan cuarenta kilómetros para llegar a casa y el aire lo vuelvo a llevar favorable.


Cojo la N-634 y vuelta al tráfico denso hasta llegar a Bilbao. Me quedan treinta kilómetros que van a ser muy estresantes por la estrechez del arcén en casi todos ellos, unido a que el paso de camiones es constante. Agacho la cabeza y a darle a tope para que pase cuanto antes.


Antes de lo que esperaba, me encuentro subiendo la tachuela final de Miraflores. Por suerte, en los últimos kilómetros se ha vuelto a nublar y el dolor de cabeza ha desaparecido junto al sol. Estaba siendo muy molesto.


Para ser la primera vez que paso de doscientos kilómetros en lo que va de año, la llegada ha sido muy buena, sin tener ningún síntoma de cansancio. Se nota que me he metido 550km esta semana. Poco a poco, la cosa marcha.

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