XVI. Makea Oinez

Hoy es la última marcha del Circuito de Marchas de Largo Recorrido de Euskal Herria y me he acercado hasta Macaye para participar en ella. Será la primera marcha que hago en Iparralde, de las cuatro que hay en el circuito en territorio francés, después de haber fallado hace casi un mes a la Behorlegi estando inscrito previamente.

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XVI. Makea Oinez Macaye 50 km 2050 m+ IR

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Llegué ayer a Macaye para dormir cerca de la salida. Tenía idea de haber venido un día antes para aprovechar el sábado haciendo bicicleta pero estaba rendido y preferí quedarme descansando. No hay inscripción previa y hay que apuntarse en la salida. A eso de las 07:15 abren las mesas.


Son ocho euritos y me regalan un bidón junto con la carte de route, la tarjeta que tengo que ir pasando por todos los controles. Bajo el techado exterior, hay una barra de bar en la que ponen café con bizcochos caseros que están muy ricos.


Empieza a agolparse la gente y, como la salida no es hasta las 08:00, me vuelvo al coche para dejar el bidón de regalo porque no tengo dónde meterlo.


Hay tres recorridos y yo voy a hacer el largo, el de 39km. En la salida hay unos indicadores del sentido de la marcha y un color distintivo de cada uno de ellos que también coincide con el de la tarjeta de control. Makea Oinez es la marcha larga y, en la primera parte, es exacta a la Baigura de 27km. Esto debería haberlo explicado alguien porque luego va a ser motivo de equivocación para más de uno. En mi caso, el despiste va a significar que de los 39km me vaya a los 50km así sin anestesia.


Dan la salida y un grupo muy numeroso se pone a correr ... y yo detrás. Cada vez hay más gente corriendo en las marchas. El terreno es cómodo y, aunque apunta para arriba, es bastante suave.


En estas fechas, suele haber unos amaneceres muy bonitos, con unos cielos rojizos que apenas duran un instante pero que tiñen todo el cielo de golpe.


A pesar de tener muy trillados los puertos de Iparralde, no conozco esta zona labortana más alejada de los Pirineos, limítrofe con la gran llanura francesa que se extiende hacia el norte. Eso hace que vaya con mucho interés, mirando para todas partes para situarme con referencias que reconozco. Artzamendi se sitúa como la más clara de todas.


Tras un par de kilómetros suaves, empezamos a ganar un poco de altitud y adopto una perspectiva perfecta para disfrutar de la campiña de esta zona. Las verdes praderas están por todas partes.


El objetivo queda fijado en la cima del Baigura (896m) mientras el cielo se tiñe de rojo y las luces nocturnas de las aldeas van desapareciendo.


A medida que sale el sol, los tonos rojizos van dando paso a unos más anaranjados. Voy entretenido haciendo fotos y hace rato que me he quedado en solitario porque el grupo delantero va demasiado rápido para mi.


Asfalto, tierra, pistas, hierba, senderos, ... Apenas llevamos unos pocos kilómetros y la variedad de terreno está haciendo que la marcha se me haga muy divertida.


El Baigura queda ya cerca y es hora de empezar a subir de verdad después de tanto sube y baja de calentamiento.


Una enorme pared se encuentra de frente pero no tiramos directos, sino que vamos haciendo cómodas zetas. Tan solo hay pequeños tramos de tirar por la pala con pendientes exigentes.


Uno de esos pequeños tramos exigentes nos deja en el primer control de Buztingorriko Borda. Me sellan la tarjeta a las 08:50, más o menos en el km.7 de la ruta.


Tras el sellado, delante de la borda, una mesa preparada para un breve avituallamiento con agua y gajos de naranja, lo justo para mojar los labios antes de enfilar hacia la cima.


La pala se pone tiesa pero por poco tiempo porque enseguida se vuelve a rodear la montaña buscando un trazado más fácil para la ascensión.


Mi ritmo de subida es muy bueno y voy disfrutando mucho. Me gusta subir tanto como me disgusta bajar. Se suele disfrutar con lo que a uno le va bien.


Seguimos corriendo y engancho con un grupo. El sendero es estrecho y no tengo que mantenerme a rueda porque se apartan para dejarme pasar. Los saludos son en todos los idiomas posibles: Aupa, hola, kaixo. bon jour, ieup, egunon, .... Creo que no repito nunca.


Ya he ganado la altitud suficiente como para tener una buena perspectiva de la región. Ahora viene la parte más interesante de toda la marcha.


El rodeo de la montaña, ascendiendo poco a poco, llega a su fin y giramos rumbo a la cima para llegar a ella ya de golpe, previo paso por el Erregelu, un pico que inicia el cresterío.


La ladera sur de estos últimos rescoldos del Pirineo recobran la rudeza de la zona, con unas canales tremendas. Hacia el otro lado ... la gran llanura que se extiende hasta Dinamarca.


El Baigura ya está a la vista, detrás del inmediato Erregelu. He llegado muy rápido y no veo delante más de dos o tres participantes más.


Corono el Erregelu con esa satisfacción que da llegar a estas cumbres y poder disfrutar de las hermosas vistas. Hasta la cima del Baigura me esperan unos pocos metros bastante cómodos.


Ya me lo esperaba desde abajo. Donde hay antenas suele haber pista asfaltada y conecto con una que se dirige hacia estas del Baigura. Ya tengo algo nuevo para subir en bicicleta de carreta. Solo necesito ver de dónde sale esta carretera y montar una ruta que pase por ella.


En la cima del Baigura, pasado ya el k.12, hay control de paso y un niño me firma la tarjeta a las 09:36. Otra vez hay un escueto avituallamiento con agua, naranjas y algunas pasas.


Tras unos pocos metros más de subida, se inicia un fuerte descenso hacia Etche Handia. Igual que subo rápido, bajo como los caracoles y me van pasando uno, y otro, y otro, ...


Cuanto más se empina la bajada, más gente me adelanta y más consciente soy de lo mal que se me da este aspecto de la carrera por montaña.


Una vez concluido el paredón, la cosa se templa bastante y el descenso se hace de forma más comedida.


Engancho a un grupo que me lleva unos metros y me acoplo a ellos. El terreno es tan cambiante como en la subida, lo que hace todo muy divertido. No hay ninguna pista larga, ni sendero interminable. Todo dura tan poco que se pasa enseguida.


Uno de los chicos del trío se va quedando atrás y el otro y la chica deciden esperarlo, así que me vuelvo a quedar solo, ya hasta el avituallamiento y control de Etche Handia.


La bajada sigue siendo cómoda, intercalando tramos asfaltados entre otros de pista y senda. Parece que quiere salir el sol aunque el cielo está bastante nublado.


El descenso concluye superado el km.20 en la localidad de Louhossoa. El control y avituallamiento de Etche Handia se encuentra junto a la carretera.


Un par de chicas me firman la tarjeta a las 10:35. Hay bastantes participantes en la mesa de la comida y, en cuanto me asomo, veo la razón de semejante tapón. El avituallamiento es de los de órdago, con salchichón, queso, paté, ... Los franceses no tienen rival en estas cosas. El salchichón está rico, el queso está de muerte, pero el paté ... el paté es espectacular.


Me como un poco de todo y relleno mi bidón con agua de los bidones grandes que hay sobre la mesa. Junto con el avituallamiento de la Orozko Harana de la semana pasada, uno de los mejores que he catado. Me pongo en marcha con la segunda mitad del trazado por delante.


Vuelve a tocar subir y otra vez a acercarme a gente que iba por delante. Si no fuera porque sé que luego hay que bajar, ojalá siempre se estuviera subiendo. Por el camino se ven un montón de castañas por el suelo, como para venir con una bolsa y llevarse unos cuantos kilos para casa.


Me vuelvo a quedar completamente solo por una trialera que tiene pinta de estar en obras. El sol ha durado muy poco y se vuelve a nublar.


El tramo se endurece bastante hasta desembocar en otra pista. Justo antes de llegar a ese cruce llego a la altura de otros dos participantes y los voy siguiendo. Por esa pista viene mucha gente de la marcha corta y nos mezclamos todos, los de la corta, los de la media ... ¡y yo! 


Sigo al gentío sin darme cuenta de que este no es el sentido de marcha de la ruta larga. Debería ir a la contra de los de la corta pero no he sido consciente del color de los cartelitos del cruce, siguiendo el naranja que he estado viendo todo el día junto al rosa que me correspondía.


La subida da paso a una cómoda bajada que se dirige a Macaye. Son seis kilómetros que van a ser muy rápidos, corriendo mientras paso a la gente de la marcha corta, muy entretenido y distraído entre saludo y saludo.


A poco de llegar a Macaye, vuelve a ver los tres colores juntos en un poste, sin idea de que lo que he hecho no es lo que tocaba.


Llego a la carretera de Macaye con 27km, dispuesto a empezar el segundo bucle, el correspondiente a la Ursuia, lo que viene a ser la marcha corta.


Una recta me lleva a pasar bajo un arco de meta que hay junto a la casa club onde nos hemos inscrito esta mañana y me meto ahí para sellar. Cuando saco la tarjeta y ven que es rosa se extrañan de que me falten la mitad de las firmas en la tarjeta de control. Son las 11:45 y llevo 27,7km, habiendo hecho el recorrido de la marcha media. Me comunican que me he equivocado de color y uno de los organizadores me dice que, si quiero, puedo dar por concluida la jornada, cosa que no me apetece mucho porque yo había venido para hacer la larga. Le digo que voy a hacerla y se marcha a buscar a alguien para que me lleve en coche al avituallamiento de Etche Haundia, desde donde puedo volver a retomar el trazado bueno de la larga. Como no quiero liar a nadie y solo hay tres kilómetros por carretera, cuando vienen dispuestos a llevarme les digo que no hace falta, que ya voy corriendo yo. Voy con mucho tiempo de ventaja sobre un cierre de control a las 15:30 en Ursuia y así me saldrá una distancia más redonda.


Con el premio al tonto del día en el bote, salgo corriendo rumbo a Louhossoa. Los tres kilómetros que distan de Macaye son favorables y yendo por la carretera se hacen a un ritmo muy alto.


Como no podía ser de otra manera, aprovecho el magnífico avituallamiento de Etche Handia para repetir bocados de queso y paté, al tiempo que repongo líquido en el bidón. Las chicas de la firma me reconocen y les cuento lo ocurrido mientras les pido que me anoten la hora de este segundo paso. Son las 12:10 y vuelvo a empezar la segunda parte de la marcha pero con once kilómetros de más.


En esta repetición, voy con la mosca detrás de la oreja. Tengo curiosidad por saber en qué punto me he despistado en el primer paso. Me huelo dónde ha podido ser pero no me pierdo un banderín.


El rosa y el naranja viajan juntos hasta llegar a un cruce con la corta, donde hay un lío montado del copón. Hay algún participante de la larga que también se ha equivocado, aunque dándose cuenta al de poco y no como yo, que me he coscado en meta.


A partir de este cruce, la ruta larga es a la contra de la más corta. Los participantes de la marcha corta vienen de frente y no paro de saludar.


Llego al control y avituallamiento de Iramalda a las 12:50. Hay un montón de gente al sumarse los que vienen de la corta con los que vamos por la larga. De nuevo, hay patés, queso, ... y, aunque ya no me apetece comer tanto, no dejo de probar.


Con más de 35km recorridos, sigo rumbo al Ursuia. La pista es magnífica para correr, con una vistas inmejorables de la llanura francesa.


Como voy corriendo, me voy topando con los participantes de la marcha larga que van andando y con los de la corta que vienen de frente. A estas horas, no veo a nadie trotar, ni siquiera en los tramos de bajada.


La marcha corta tiene una participación muy variada, con familias completas con niños. Llega un momento en el que debo cruzarme ya con los últimos porque deja de venir gente de frente.


Ya estoy metido en las faldas del Ursuia cuando decido cambiarme los calcetines. Me molestan mucho y empiezo a notar rozaduras, algo que no consigo evitar en largas distancias con las SALOMON Speedcross 3. Son unas zapatillas demasiado cerradas, con muy poca ventilación, que llegan a ser incómodas en tiradas tan largas.


La subida se me hace un tanto larga hasta llegar al control de Ursuia a las 14:08. Los chicos de la mesa nos dicen a mi y a otros dos más que llegaban delante mío que ya solo queda la pala que se ve y luego todo es bajada. Yo firmaba seguir subiendo sin bajar.


Los ritmos de cola de marcha no tienen nada que ver con los que se mantienen por delante y alcanzo a varias personas en esta corta pala, donde los caballos campan a sus anchas.


Corono el Ursuia y ya se ve Macaye ahí abajo. Queda un fuerte descenso dando un ligero rodeo de unos siete kilómetros.


El descenso lo hago en solitario hasta llegar al control de Chataîgniers a las 14:50. Ahí me encuentro con un numeroso grupo de marchadores dando buena cuenta de las viandas. El queso no deja de recibir halagos.


Me pongo a la carrera y parece que el grupo se contagia y viene detrás de mi. Dos chicos que iban por delante se despistan en unas marcas y les tengo que avisar, lo que aprovechamos para comentar los respectivos despistes que hemos tenido en el cruce de marras que me ha costado repetir un buen número de kilómetros.


Yendo acompañado, se me pasan muy rápido estos últimos kilómetros. Macaye nos recibe con unas gotitas de lluvia.


Por aquí ya he pasado antes. La ruta larga coincide con las otras dos en el último kilómetro para llegar todos por el mismo sitio. Hace tres horas lucía un poco el sol.


Llego a meta a las 15:17 y la chica del sellado me reconoce y me pregunta si al final me he animado a hacer el recorrido de nuevo, cosa que comprueba al ver todas las firmas de la tarjeta de control. En vez de 39km me han salido 50km.


Otra marcha más este año, la séptima del circuito. Ningún año había participado en tantas y he de reconocer que ha sido muy entretenido. El año que viene creo que volveré a hacer varias, dando prioridad a las que no he hecho nunca y a algunas gratuitas que están muy bien organizadas.

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