Último día de octubre. He revisado las entradas de otros años y parece que, en esta época, siempre hay un gran descenso de actividad. Este año voy por el mismo camino y el mes de noviembre pinta que va a ser parecido. Da pena porque está haciendo un tiempo excepcional pero el cuerpo no me da para más. Los lunes hago planes para el fin de semana pero, a medida que se va acercando el viernes, ya no me apetece nada.
| XTREM | CAT 1 | CAT 2 | CAT 3 | CAT 4 |
| El faro de Gorliz | Gorliz | 8 km | 250 m+ | IR |
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Temperaturas más propias del verano y decidimos ir a dar una vuelta para disfrutar de la mañana. No nos apetece hacer mucho y nos conformamos con una pequeña salida trotera por las inmediaciones de la playa de Gorliz.
Nunca hemos ido hasta el faro de Billano y este es un buen momento. Como la subida se inicia en la playa, para calentar un poco, nos acercamos hasta el muelle.
Y empezamos a subir hasta el faro. Son dos kilómetros a un 7% de media, con algunos tramos por encima del 10%, por un asfalto en buen estado. Una buena subida para hacer en bicicleta.
El faro se encuentra a 145m de altitud, lo que hace que sea el faro más elevado de toda la cornisa cantábrica. Las vistas sobre los acantilados son preciosas, con la isla de Billano ahí mismo y con toda la costa de Cantabria en el horizonte. Nos cruzamos con varios paseantes, muchos de ellos que van a visitar los túneles que hay en la zona, restos de la fortificación defensiva de la costa de la que aún se conserva parte, destacando un viejo cañón en bastante buen estado.
Regresamos sobre nuestros pasos para adentrarnos en un sendero que sube hacia Larragan, ya de vuelta al punto de partida pero bordeando la costa.
Las vistas son magníficas. Nos acercamos a la bahía de Plentzia y nos empezamos a cruzar con familias enteras que vienen de paseo por esta ruta.
Bajamos de nuevo y me acerco hasta las ruinas de Azkorriaga para hacer una foto con más detalle. El sol me da de frente al mirar hacia la bahía. Estamos a finales de octubre y hace un día escandaloso.
Otra vez a subir, ahora para acceder a la cima del monte Astondo, desde donde ya se puede ver la playa y la desembocadura del río Butrón en Plentzia. Me viene a la memoria mi viaje a Irlanda y Reino Unido en verano y lo mucho que disfrutaría aquella gente admirando un paisaje como este. Somos unos privilegiados del copón.
La ruta es corta y enseguida toca a su fin. Bajamos hacia la playa por un estrecho sendero con algunas marcas de alguna marcha reciente.
Dan ganas de pegarse un buen chapuzón pero no nos hemos traído los neoprenos y, aunque el sol diga lo contrario, el agua ya está que jode.
Terminamos con ocho kilómetros y algo de desnivel pero con más satisfacción que otras veces. No siempre hay que estar un montón de horas para que el día resulte aprovechado.
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