La riqueza de Argalario

Así, a lo bobo, ya llevo más de una semana sin coger la bicicleta. Para ponerle remedio, como no tengo ningún plan interesante a corto plazo, decido echar un rato yendo a Argalario. De un tiempo a esta parte parece que no sé ir a otro sitio.

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ARGALARIO, ida y vuelta Bilbao 40 km 700 m+ IR

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Salgo de casa a las nueve de la mañana. Atravieso la ciudad, tan tranquila en estas fechas, por la Gran Vía. El día está muy nublado pero hace calor. Noto que ruedo fácil, como con un golpe de pedal mejorado. Los kilómetros del mes pasado se tienen que notar.


Se me va la cabeza a mitad de subida y asciendo Argalario casi sin enterarme, distraído con mis cosas. Cuando soy consciente de lo que estoy haciendo me veo ya en la cima. Hacía tiempo que no me pasaba esto de ir de un sitio a otro tan empanado.


En Argalario soy consciente de lo mucho que me gusta esta subida. Tal vez por eso venga tanto de un tiempo para aquí. A pocos kilómetros de casa puedo disfrutar de amplias vistas de montaña y de  costa en tan solo un giro de cuello.


Acabo de venir de las islas británicas, de ver ciudades, de ver verde, de ver lagunas, de ver acantilados, de ver playas, de subir muchos puertos, ..., y en Argalario tengo todo eso, ..., pero multiplicado. Me encanta Argalario.

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2 Comentarios

  1. Algunos, al lado de casa solo tenemos la cuesta de Ciempozuelos. Aún más cerca el cerro de los Batallones, con buenas vistas de la capital y la sierra de Guadarrama. Eres un privilegiado.

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