La garganta de Cheddar

Dejo atrás el suroeste inglés para ir subiendo hacia Gales. En Taunton cojo la M5 de Bristol. Es una gozada que las autopistas sean gratuitas porque minimiza mucho los traslados. Había diseñado rutas alternativas para ir de un sitio a otro pero acorto tiempos y kilometraje con estas vías rápidas. No me extraña que sean libres de peaje porque, en cuanto te acercas a una ciudad, el tráfico es brutal. Hay una densidad de población muy elevada y eso es insoportable en las carreteras.

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CHEDDAR GORGE Cheddar 275 9 3 % IR


Lo malo que tiene ir por autopistas es que no puedes disfrutar tanto del entorno. Cuando salgo de ellas, siempre hay algo que fotografiar.


Llego a Cheddar a mediodía. Me lo estoy tomando todo con mucha calma. Esta localidad es famosa por el queso que lleva su nombre y por el desfiladero que atraviesa los Mendip Hills. Es de lo más turístico de la zona y, siendo sábado, hay mucho visitante. Me cuesta encontrar un sitio para dejar el coche y me tengo que salir un poco del centro.


Afortunadamente, las nubes se han quedado en el Exmoor National Park. Aquí luce el sol y hace calor. Me espera una subida de poco menos de diez kilómetros.


El inicio es lo único reseñable. En los tres primeros kilómetros hay una media del 6%, siendo el paso por la garganta lo más duro, con rampas de doble cifra que coinciden con la parte más escénica de la subida.


Hay dos o tres zonas de aparcamiento abarrotadas y mucha gente andando por la carretera. También se ve a mucho aficionado a la escalada encaramado a la pared de piedra.


Pero la garganta se acaba enseguida. Dura poco la alegría en la casa del pobre. Me viene a la cabeza el desfiladero de La Hermida y me imagino a toda esta gente en un lugar como ese. Creo que alucinarían en colores.


Después de los primeros dos o tres kilómetros iniciales, la cosa se suaviza de una forma insultante, hasta el punto de ascender solamente ochenta metros en casi siete kilómetros.


No hay nada de interés en la loma que se alcanza en lo más alto, salvo una granja. Tenía pensado bajar por detrás, alargando cinco kilómetros más la vuelta, pero creo que será más interesante volver por la garganta y aprovechar una perspectiva diferente.


En el descenso me quedo un rato observando cómo rapelan los escaladores. Hacía tiempo que no me marcaba subidas así, en plan picaflor, y reconozco que me gusta mucho esta forma de hacer bicicleta, subiendo puertos nuevos y quitando la paja.


Es muy pronto todavía y ya tengo hecho todo lo que tocaba para hoy. Han sido tres días tranquilos en Inglaterra, disfrutando de un tiempo estupendo. Ahora seguiré subiendo rumbo a Gales, donde ya me dan lluvia para mañana. Con eso ya contaba por estos lares, así que voy preparado.

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