Al oeste de Donegal

Irlanda tiene una cosa muy buena: es fácil trasladarse. Al haber poca densidad de población y tener carreteras buenas y autopistas gratuitas, los kilómetros hechos ayer para cruzar toda la isla de sur a norte no me han cansado demasiado. Aún así, he llegado de noche a Ardara y las horas de descanso han sido menos que las habituales.

XTREM CAT 1 CAT 2 CAT 3 CAT 4


GLENGESH PASS Ardara 270 6,5 4 % IR


Hoy también voy a tener desplazamientos y madrugo bastante. El día va a tener tres sectores y empiezo con una subida en plan picaflor a Glengesh Pass, un puerto que conecta el interior del condado de Donegal con la zona de los acantilados de Slieve League.


Ha estado lloviendo por la noche y la carretera se mantiene mojada. Se trata de una pista asfaltada que se adentra en un valle muy encajonado que hay que remontar hasta la cima del puerto.


Después de una aproximación suave de cinco kilómetros, hay que remontar los dos últimos por una pared que se mantiene constante en sus dos cifras.


Un kilómetro exigente, sin apenas descanso, culmina en un pequeño tramo llano que da paso a la otra vertiente. El amanecer se está mostrando perezoso al estar el cielo completamente cubierto de nubes.


Doy media vuelta para regresar sobre mis pasos cuando observo una imagen curiosa, con un haz de luz penetrando entre las nubes e iluminando la zona de Ardara como si fueran las Minas Tirith bajo el ojo de Sauron.


Las revueltas de bajada las hago hipnotizado por el rayo. Este encuadre es como un resumen de los puertos que he visto hasta ahora en las costas irlandesas. La altitud es muy poca pero transmiten una sensación muy cercana a la alta montaña.


Estoy de regreso en Ardara sin que haya un amanecer claro. Solo he estado una hora en este picaflor y eso me deja mucho margen para tomarme el resto de la jornada con calma.

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