Medio maratón de Zaragoza

Esta noche he dormido en Zaragoza, en una calle lateral del parque que hay a orillas del Huerva, un pequeño afluente que tiene el Ebro en el sureste de la ciudad. Aparcado frente a un portal, no he tenido mucha intimidad que se diga. Lo de dormir es un decir, porque el culo me ha molestado tanto que he tenido que untármelo a tope con crema Nivea para refrescarlo. Hasta que no lo he hecho, a eso de las cuatro de la madrugada, no ha habido manera de pegar ojo.

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M.M. de Zaragoza Zaragoza 22 km 70 m+ IR

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Salgo antes de las nueve de la mañana. Hace una temperatura muy agradable pero también un viento muy molesto. No tengo un plan preconcebido. La idea es hacer un medio maratón corriendo por donde sea, intentando ir lo más pegado posible a las orillas del río.


Tengo la basílica del Pilar a pocos metros hacia la izquierda, así que decido ir río abajo hasta el último puente para remontarlo por la orilla contraria. Así dejo la parte más turística para el final.


Cruzo el Ebro por esta pasarela peatonal. Más allá hay otro puente pero es por donde transita la Ronda Hispanidad cargadita de coches.


Iba a tirar ya río arriba pero decido dar una vuelta rodeando un campo de fútbol porque, si no estiro un poco el recorrido, no creo que me de para una medio maratón solo con las orillas.


Por aquí se acaba Zaragoza, o empieza según se mire, y hay un montón de terreno delante de unos bloques. Paso junto a un polideportivo y enfilo hacia la orilla del río.


En cuanto llego al paseo de la orilla, me enfrento con un fuerte aire en contra que me acompañará hasta que pase a la orilla contraria.


El río anda crecidito y ha inundado algunas zonas. Hay momentos en los que tengo que abandonar la pista para ir por otra que está un poco más alta.


Voy dejando puentes atrás, pasando bajo ellos. Solo llevo tres kilómetros y ya me sobra ropa. He salido solo con el cortavientos pero el día es tan agradable que daría para ir en manga corta.


El cuarto kilómetro me sitúa frente al Pilar, con un río tan crecido que casi se pone a su nivel.


Sigo disfrutando de la carrera, acompañado por mucha gente que hace lo mismo. Cuando uno hace deporte, suele gustar verse acompañado de esta manera.


De repente, mi carrera se ve truncada porque la pista está sumergida. Ya he pasado dos veces por el agua, pero aquí ya cubre y tengo que dar media vuelta para seguir por arriba.


Me encuentro con un par de patos disfrutando de la amplitud que el río les ofrece. Si el Ebro va ya así, no me imagino lo que puede ser si empieza el deshielo de Pirineos en pocos días.


Más y más tramos inundados. La gente se aposta en las orillas sacando fotos.


Tengo que rodear un club de natación. El nombre de la avenida, llamada Ranillas, resulta muy apropiado.


Ya llevo siete kilómetros cuando diviso un puente atirantado muy inclinado. Mi primer pensamiento es que el río se lo ha llevado por delante, hasta que veo que el pilón de sujeción de los tirantes está diseñado así.


Poco más adelante me encuentro en los terrenos del Parque del Agua, la megaconstrucción que hicieron aquí para la Expo 2008.


Creo que ese toldo lo tengo pagado. La pena es que estaba muy alto y no podía descolgarlo.


Me está resultando muy entretenida la carrera. El viento se ha calmado bastante y ya no molesta tanto, lo que hace que el sol se sienta mucho más agradable.


Atravieso toda la plaza de la Expo bordeando el río al máximo, aunque esté todo anegado. Hay un montón de pantalanes sumergidos.


Llego al km.8 y aparece un puente con semblante futurista. Todavía se ve uno más allá pero decido que éste será por el que cruce el río porque me interesa verlo por dentro.


Me sorprende ver un teleférico en una ciudad plana. Bueno, no, ya no me sorprende nada. Puestos a derrochar ...


Acto seguido, a pocos metros del puente anterior, llego al puente del Tercer Milenio. Este ya me sonaba de antes. De hecho, es uno que ya se ha hecho en los proyectos de clase.


Sigo avanzando por el Parque del Agua hasta llegar al meandro que hace el Ebro al entrar en Zaragoza por el oeste. En toda esta zona me encuentro con un montón de gente corriendo y andando en bicicleta.


Por esta zona trasera del parque, sigo por una pista de tierra compactada en magnífico estado. Completo el décimo kilómetro y me encuentro fuerte. Me ha empezado molestando un poco el culo pero hace rato que se me ha pasado.


Me imagino todas estas construcciones sin uso y me da una pena tremenda. Tiene pinta de que, para cuando se empiece a poder entrar a disfrutarlas, estarán ya hechas polvo.


También hay un campo de golf y como una media docena de usuarios en sus hoyos.


Ya voy camino de la docena de kilómetros y llegó el momento de cruzar el Ebro para ir regresando por la otra orilla. Me dirijo al puente futurista a través de una explanada en la que se encuentra el Palacio de Congresos y no sé qué gaitas de la Diputación de Aragón.


Pero cuando llego al puente me llevo un chasco del copón porque está cerrado al paso. Mucho puente, mucha ostia y no se puede cruzar el río por él.


Esto me obliga a cruzar por el puente del Tercer Milenio, lo cual tampoco es que me desagrade mucho porque así lo veo con más detalle. Se trata de un puente muy chulo.


Ya estoy en la otra orilla, preparado para un regreso con el aire a favor. Llevo trece kilómetros y calculo que tendré que darme una vuelta por la ciudad porque no me va a dar la distancia si me limito a seguir la orilla del río.


Otra vez retomo las pistas del paseo del río, cruzándome con paseantes, corredores, ciclistas, ...


Por esta orilla hay más inundaciones todavía. El agua ha desbordado completamente y los árboles más cercanos al cauce se encuentran con ella al cuello.


Da cosa ver una crecida así. Hay bancos sumergidos y papeleras que apenas se ven.


Estoy casi a la altura de la basílica del Pilar y todavía no he llegado a los 16km. Me veo obligado a callejear un rato y decido seguir al tranvía porque siempre suelen pasar por las calles más importantes.


Subo por la avenida César Augusto ganando algo de altitud. El recorrido está siendo totalmente llano y así podré estrenar el casillero del desnivel.


Por la calle el Coso llego hasta la plaza de España, desde donde sigo subiendo un poco más por el paseo Independencia. Apenas hay tráfico y puedo ir por el medio mismo de las calles.


En la plaza Aragón, justo antes de entrar en Gran Vía, decido que ya es suficiente y que es el momento de empezar el descenso hacia el río.


Por el paseo de la Constitución llego a la plaza de los Sitios. Solo me quedan dos kilómetros y medio y unas cuantas calles que seguir por la parte vieja de Zaragoza.


En el km.20 llego a la plaza del Pilar. Hace un día estupendo y hay mucha gente paseando por ella. Como de costumbre, tengo  que hacer de fotógrafo en un par de ocasiones para algunos turistas.


La basílica del Pilar es espectacular. Tras unos minutos de contemplarla regreso a la orilla del río para volver al coche siguiendo su curso, previa parada en el Puente de Piedra.


Me encanta hacer estas rutas urbanas completamente a mi bola. Después de conocer que Amaia se ha lesionado y que, seguramente, me toque correr solo en Barcelona, creo que no nos vamos a inscribir nunca a nada más. Ir a tu aire es algo que me ha ido de cine en bicicleta y que corriendo es exactamente lo mismo. Las calles de una ciudad están ahí puestas y no hace falta pagar por usarlas.

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