No quiero estar mucho tiempo sin hacer ninguno de los deportes que, con más o menos asiduidad, estoy practicando, lo que me obliga a revisar mi calendario para no dejar más de dos semanas entre sesión y sesión. La piscina es lo que menos me llama y siempre corre peligro de pasar al olvido.
Y más en días como hoy. Subimos a La Alhóndiga un miércoles por la mañana, con el riesgo que eso supone al ser día laborable y con todos los cursillos ocupando calles. La llegada no es muy prometedora, con un montón de gente en los vestuarios, lo que vaticina la masificación en la piscina.
Nos metemos en una calle en la que somos cuatro de inicio. Poco a poco vamos haciendo metros y parece que la cosa marcha hasta que viene y monitor y nos expulsa para ocupar una calle más con los cursillos. Solo me falta un largo para redondear la sesión y me tengo que cambiar a la calle siguiente para lograrlo. Íbamos a hacer algo más pero no ha habido manera. Entre semana es imposible nadar por la mañana.
Nos metemos en una calle en la que somos cuatro de inicio. Poco a poco vamos haciendo metros y parece que la cosa marcha hasta que viene y monitor y nos expulsa para ocupar una calle más con los cursillos. Solo me falta un largo para redondear la sesión y me tengo que cambiar a la calle siguiente para lograrlo. Íbamos a hacer algo más pero no ha habido manera. Entre semana es imposible nadar por la mañana.
| - 30 x 1 (50 m). libres. |
Total: 1.500 metros
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