Paso 6: pasar de 300km

Hoy tengo una brevet independiente que ya se está convirtiendo en todo un clásico: la BISABI, un ida y vuelta entre Bilbao y Santander que, en otras ocasiones, se ha ido a 200km. Esta vez, para avanzar otro pasito más en la preparación del Everest, la llevo hasta los 300km. Como lo que me interesa es la distancia, la meto por toda la costa, que es lo más llano que hay en Cantabria, y con Guzparras como objetivo principal, que ya va siendo hora de conocer esa subida.




Salgo con la primera luz del día. Hemos amanecido con una intensa niebla en toda la costa cantábrica y parece que no va a despejar en todo el día. Las fotos son tan horrorosas que decido pasar de ellas. Ya tengo muchas de los diferentes altos que voy transitando: Las Carreras, Rigada, Saltacaballo, ..., y todas las tachuelas cántabras hasta llegar a Santander.



Accedo a Santander por la carretera de Muriedas. El tramo de Astillero, embutido en el tráfico, es bastante asquerosito. En la playa del Sardinero hago la primera parada de la jornada con 115km. Aunque el aire me ha sido desfavorable, he traído una velocidad de crucero muy buena y aún es temprano. Con suerte, si no peto, no parece que vaya a hacer mucho rato de noche.



Para completar los 300km, estiro la ruta hasta Boo de Piélagos por todo el litoral hasta la desembocadura del río Pas, que luego remontaré siguiendo su curso. Es una pena que el día no esté para poder disfrutar de los acantilados y de las pequeñas playas que se van sucediendo.



Tal es la maraña de caminos por los que me meto, con numerosos picaderos de caballos junto a muchas parcelas residenciales, que acabo cruzando un río por un pequeño puente de piedra sin saber muy bien cómo va a acabar la cosa.




Empiezo a dudar un poco. No es la primera vez que el GPS me lleva por pistas sin asfaltar porque los programas de rutas no distinguen BTT de bicicleta de carretera.



En esta ocasión tengo fortuna y no dejo de pisar asfalto. Así llego a la desembocadura del Pas, un maravilloso meandro junto a las dunas de Liencres.



En el alto del pequeño repecho que me lleva a Boo de Piélagos, me encuentro con un curioso remolque. Sin comentarios ...



Hay que reconocer que no es malo el sitio que han elegido para dejar eso. Las sectas suelen buscar parajes naturales que enternezcan el alma de los futuros estafados. Eso siempre ayuda.



Cruzo la autovía del Cantábrico y desciendo por el bonito trazado de Los Riegos hasta la N-611, la carretera de Torrelavega.



El cambio de rumbo me sitúa con aire favorable y eso se nota. Abandono la N-611 y, siguiendo el río Pas, me meto en la carretera de Renedo. La ruta está siendo como tenía prevista y los kilómetros van cayendo con rapidez ante la ausencia de dificultades montañosas.



En Vargas, entro en un Dia y me avituallo un poco para ir preparando la maquinaria para afrontar los dos únicos puertos de entidad de la jornada. Acto seguido, me meto en la carretera de Burgos, que se dirige al puerto de El Escudo, y me desvío a la altura de Entrambasmestas.



Al cruzar el puente sobre el río, inicio la subida a Guzparras que, siguiendo luego por el cordal de La Barrancosa, me llevará hasta el puerto de La Braguía. Esta subida es nueva para mí y es la razón de haber traído por aquí esta brevet de 300km.



La subida es dura y se hace sentir de inicio. Se nota que llevo todo el día de rodador y la primera rampa se me atraganta. Las piernas se ponen al rojo vivo de repente. Miro el cuentakilómetros y ya llevo 180km sin tensarlas.



Es una pena que el día esté como está, con esta neblina que no permite disfrutar de las vistas. Las dos cifras se mantienen en todo momento y solo las herraduras sirven de pequeño descanso.



Estamos a finales del invierno y no es la mejor época para venir por aquí. Los paisanos ya han hecho de las suyas y se han encargado de ir quemando todos los pastos.



En apenas un par de kilómetros, el inicio del puerto ya queda muy abajo. Siempre por encima del doble dígito, esta parte inicial es realmente dura.



Ya cerca de Guzparras, aparecen algunos árboles, aunque todavía están completamente pelados. Sigo sin ver nada, lo que me fastidia enormemente.




El paso por Guzparras, que no son más que cuatro casas, reserva la mayor trampa de toda la subida. Una rampa se acerca al 20%. La carretera está en perfecto estado y facilita mucho el hecho de poder hacer alguna que otra ese en estas rampas.



Superados estos cuatro primeros kilómetros, la cosa cambia totalmente. Pasamos a disfrutar de amplios descansos, incluso terreno descendente, hasta llegar a coronar en el punto más alto: La Barrancosa.



Aunque hay alguna que otra rampa escondida muy por encima del 15%. En una de ellas, en pleno esfuerzo, me encuentro una humareda tremenda que apenas me deja respirar. Están quemando rastrojos por la parte alta y no me hace ninguna gracia. Hasta me da un poco de respeto pasar junto a las llamas que se encuentran a ambos lados del camino.



Esperando que no haya ningún problema, tiro para el puerto de La Braguía lo más rápido que puedo. Me meto un buen calentón para salir de ahí y para dejar de tragar humo.



Casi con 200km cumplidos, llego a Vega de Pas. Estacas de Trueba es uno de los puertos más bonitos que conozco pero esta época no es su fuerte. Lo tienen todo quemado.



La tensión que me ha metido en las piernas la subida a Guzparras me viene muy bien para este puerto. Son 14km muy constantes al 6% y, ya con la musculatura entrada en tensión, noto que ruedo con mucha suficiencia.



Apenas se ve nada por la parte baja pero se adivina algún claro por arriba. Habían pronosticado que las nieblas desaparecerían por la tarde y puede que suceda. Por lo menos, así lo espero.




En el kilómetro siete, a mitad de subida, me detengo para glotonear lo que me queda en los bolsillos. En cuanto corone tengo 100km favorables hasta Bilbao y ya no pienso detenerme para nada, tan solo para llenar el bidón en Espinosa de los Monteros. Cuanta menos noche me tenga que chupar, mejor.




Como he estado muy comedido con la cámara de fotos en todo el día, en este puerto me recreo un poco más. Hay una toma en la que parece un puerto volcánico como de otra parte, muy diferente a lo que será de aquí a un par de meses.




La cascada que hay en la parte final tira bien de agua. Todavía se ven algunos restos de nieve, pero muy poquita cosa.



Nada, no hay manera, no ha despejado ni por la parte alta. No recuerdo haber hecho muchas rutas con esta sensación de paisaje tristón, tan apagado.



Enfilando los dos últimos kilómetros, ya con cielos de la vertiente burgalesa a la vista, parece que clarea bastante. Pero ya es tarde. La etapa ya está ventilada sin haber podido disfrutar de los paisajes. ¡Una lástima!




He tenido la cámara guardada toda la jornada y ahora estoy con el dedo caliente. Me voy preparando mentalmente para lo que me queda, aunque tampoco me cuesta mucho porque me encuentro muy bien de fuerzas y no me duele nada. Son ya más de 200km y ni siquiera me molesta el culo.



Echo un último vistazo al fondo del valle. Se aprecia esa densa bruma que me ha acompañado todo el santo día.



Antes aún de lo que tenía previsto, corono Estacas de Trueba. La temperatura es muy buena y no hace falta que me abrigue en exceso para la bajada.




Sin prisa pero sin pausa, ayudado bastante por el viento favorable, tiro para abajo. Esta vez llego a El Cabrio por El Crucero para evitarme la pequeña tachuela de Noceco. Se me hace de noche en el valle de Mena y solo me chupo dos horas y media. En la parte final, algo de fresco, pero nada comparable a la ruta de 250km de la semana pasada. Poco antes de las 22:00h, ya estoy en casa.

Safe Creative #1007090003507

1 Comentarios

  1. y yo que lo has que he hecho son 167 kms..... ayer 150 y casi no llego a casa. A ver si aprovecho abril para ponerme a tono.

    ResponderEliminar

PIEATIERRA se reserva el derecho de suprimir, por cualquier razón y sin previo aviso, cualquier comentario que considere inapropiado.