La Bilbao-Bilbao 2012

Hace unos cuantos años que no participo en la Bilbao-Bilbao pero, en esta ocasión, llevo unos cuantos meses animado para hacerla. Sin embargo, en cuanto se abrieron las inscripciones decidí que iría "de espectador". Aunque sigue siendo la marcha cicloturista más barata que conozco, casi han doblado el precio de cuando la hice por última vez y no me salen las cuentas. En vez de participante, haré de "espectador móvil", así que espero a que termine la F1 para ir por detrás contemplando la marcha.




Hasta Erandio voy casi solo. Aunque siempre tengo gente a la vista, no alcanzo a ningún grupo de los numerosos. Es en cuanto abandono Bilbao a la altura de las cocheras de los servicios de limpieza cuando empalmo con un pelotón enorme. A partir de aquí, el gentío es la tónica habitual.



Pasamos Getxo y Berango, donde se encuentra la primera rampa de la jornada. No es gran cosa, pero sirve para despertar la musculatura que anda bastante dormida por el castigo que lleva en los últimos días. La subida posterior a Barrika, con mucho calor además, ya me pone a tono.



Habían pronosticado lluvias para hoy pero hace una mañana estupenda. En Plentzia me quito los guantes y el buff antes de iniciar la subida a Andraka. Voy saltando de grupo en grupo, siempre yendo de menos a más.



Ver la marcha desde atrás me permite comprobar la cantidad de gente que participa y la gran diferencia de niveles. Sin duda alguna, la Bilbao-Bilbao es una marcha que permite que todo cicloturista se encuentre arropado por una muy buena organización. Son numerosas las furgonetas de asistencia que acompañan al pelotón, tanto médicas como mecánicas.



Si me lo dicen esta mañana a primera hora ni me lo creo. Estaba lloviendo y a punto he estado de rajarme. Viendo los meandros de Isuskiza, me alegro de haber salido pitando en cuanto Button cruzó la meta de Melbourne.



Con la tachuela de Andraka ya superada, descendemos rápidamente para dirigirnos a Urduliz por Gatika y Butrón. Sigo yendo hacia adelante aprovechando el rebufo de quien sea. Siempre hay una buena rueda que seguir.



En la rotonda de Urduliz, empezamos la subida a Unbe por esta vertiente. Es una subida suave que se hace muy rápida cuando se va sobrado. Llevo mucha paliza encima de estos días atrás y hoy no es el caso, así que cojo un ritmo cómodo en un grupo grande. He salido disparado de inicio para ir enganchando pelotones y prefiero rodar con un poco más de cabeza.



Descenso meteórico de Unbe para llegar a Asua y tirar para el avituallamiento. Por supuesto, como voy "de espectador" ni se me ocurre meterme en Zamudio para quitarle la bolsa a nadie y me meto por Derio para subir Artebakarra sin detenerme.



Aunque corta, es la rampa más dura del día y se nota. La multitud con la que llego arriba está siendo la misma que desde que conecté con el primer pelotón en Erandio. Es una pasada la de gente que acude a esta marcha.



Con aire favorable y saltando de grupo en grupo aprovechando la rueda de los aviones que pasan, nos vamos en dirección al puerto más largo de la marcha: Aretxabalagane. La temperatura es espectacular, a pesar de los negros nubarrones que amenazan lluvia sobre nosotros. Ya hemos pasado la mitad del recorrido y comienzo a encontrarme mejor. Es como si hubiera necesitado 50km para desentumecer las piernas de la carga de trabajo de estos dos días atrás.



Dejamos atrás la "meta humeante" de Olabarri para empezar con las primeras rampas de Gerekiz, alto previo al de Morga que debemos pasar.



En Unbe me dolían las piernas pero aquí ya no. Estoy acostumbrado a hacer largas distancias y funciono mejor a partir de un determinado kilometraje.



Coronamos Aretxabalagane y ya todo es terreno favorable hasta llegar a la Gran Vía de Bilbao. A partir de aquí se trata de acoplarse a un buen pelotón que te permita resguardarte del fuerte viento que tendremos en contra.



Camino de Erletxes, bajando a velocidad de vértigo, hay un accidente y un participante se mete una buena galleta. Empezamos a mezclarnos con el tráfico y hay que andarse con cuidado.



El tramo de la N-634 es una fuerte lucha contra el viento. El pelotón se va haciendo cada vez más grande y, buscando una buena espalda que haga de parapeto, llegamos a Bilbao en un ti-tá.



Dos repechines en Begoña y Ciudad Jardín son el último esfuerzo antes de dejarse llevar por el puente de La Salve. Como en toda la marcha, el goteo de participantes es constante.



Cuatro años después, cae mi cuarta Bilbao-Bilbao. Me viene a la memoria mi primera vez, allá por 2.006, cuando ni siquiera sabía si sería capaz de terminarla. Echando la mirada atrás, son solo seis años de practicar cicloturismo ... ¡Y lo que ha llovido!

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