Entrenar la voluntad

Hace un tiempo, Amaia me dijo que había leído algo acerca del entrenamiento de la voluntad. Pues bien, eso es lo que he hecho hoy, entrenarla a base de bien.


Hay días en los que no tienes ganas de levantarte de la cama. Hace mucho frío fuera y ¡se está tan a gustito! Estar de vacaciones tampoco ayuda demasiado y, además, aún me duelen las patorras de los 28km del viernes. Así que, en estos casos, lo más sensato es hacerse el dormido cuando a uno le llaman para salir a correr.

Pero esta táctica tiene algunas contraindicaciones. La más visible es la pérdida paulatina de forma física y, la más grave, que la vagancia se retroalimenta de sí misma y cada vez resulta más complicado ponerse en marcha.

Y es ahí donde entra en juego el entrenamiento de la voluntad que no es otra cosa más que entrenar la capacidad de superar la pereza y ponerse en marcha cada mañana. Sin apenas calentar, un salto de tigre desde la cama a la cafetera y ¡a por ello!

Hemos salido con bastante frío, incluso como para ver hielo a orillas de la ría, algo muy poco habitual por estos lares. La ruta ha sido la habitual y hemos completado 11´5km, una tirada más que suficiente para batir a doña Pereza que, aunque hoy haya sido vencida por goleada, a decir verdad, lidera la liguilla con veinte puntos de ventaja.

El maratón independiente sigue estando al alcance.

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2 Comentarios

  1. jajajajaja lo peor con diferencia yo lleve muy mal lo de entrenar la voluntad...pero mira sigo corriendo.....

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  2. Tú eres recordwoman mundial en esto. Podría decirse que es tu especialidad.

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