Serranía rondeña y tal y tal

De Estepona a Marbella, pero por el interior y tal y tal. Así transcurre este periplo malagueño. El famoseo es lo que me sugiere la zona, aunque tampoco se aprecie el lujo y despilfarro por ninguna parte, por lo menos por donde yo me muevo.

En una rotonda de Estepona tiene su inicio el Puerto de Peñas Blancas. Un par de rotondas más arriba y, tras pasar la autovía, se sucede alguna rampa más fuerte, pero pronto el puerto coge una pendiente mantenida entorno al 7% por inmejorable carretera.








Un tramo más suave, pasada la última zona poblada, nos permite disfrutar de las extensas vistas de costa que se tienen en casi toda la vertiente. Ahí comienza lo que, probablemente, sea el tramo más duro para, poco después, recuperar los números constantes hasta coronar Peñas Blancas.








En la cumbre del puerto, un desvío a mano izquierda nos lleva a Los Reales, unas antenas a las que se accede por una pista más estrecha pero perfectamente asfaltada.



Las vistas desde el mirador son excepcionales.



Sorprendente es el inicio de la próxima subida: el Puerto del Espino. Tras descender a Estepona de nuevo, y trasladarme en coche al punto de inicio de esta subida, coincidente con la vertiente opuesta de Peñas Blancas, transito por una zona florida a más no poder y con un colorido que en los bosques del norte solemos tener un par de meses antes.




Abandono este bonito tramo al dejar atrás Algatocín para conectar con la carretera de Ronda. El tráfico aumenta en esta vía, pero sigue siendo muy escaso.



Me detengo en uno de los numerosos miradores que se van sucediendo por estas sierras. No me extraña, ya que son frecuentes las vistas abiertas a los diferentes valles.








Este tramo final suaviza mucho y corono así el Puerto del Espino. Con posterioridad, viendo perfiles, he sido consciente de que se podía subir a las antenas por una pista que tiene rampas importantes, pero había que descender algo por la vertiente opuesta. No ví ese desvío y ni siquiera caí en la cuenta de coronar esas antenas. ¡Lástima!



Me sigo acercando a Ronda por esta nueva carretera y dejo el coche en unas ventas con hermoso parking antes de llegar a Atajate. Allí conecta la carretera que desciende hasta el río Guadiaro, punto de inicio de Encinas Borrachas.



Sin ninguna dificultad, por cerrado desfiladero, disfruto de la tranquilidad de este paraje. No veo absolutamente a nadie, ni un coche, ..., nada. Así hasta conectar de nuevo con la carretera de Ronda.




Dejo atrás la población de Atajate y prosigo por esta carretera que parece que han puesto para mí solo. No tengo recuerdo de haberme cruzado con ningún vehículo en toda la ascensión.




Siguen siendo numerosos los miradores que voy encontrando. Las vistas son enormes pero se va descubriendo un paisaje muy diferente, mucho más árido: la Serranía de Ronda.






Corono Encinas Borrachas después de un largo tramo descendente. A la vuelta, toca atravesar Ronda. Tengo muchas expectativas puestas en esta población. Se oyen y leen maravillas acerca de su belleza.



Lo primero con lo que me topo es con su muralla islámica...



... y siguiendo más allá me detengo en el inicio del puente sobre el Tajo de Ronda, una impresionante grieta con la que el río Guadalevín divide en dos la localidad malagueña.





Apenas me detengo diez minutos y prosigo hasta la cima del Puerto del Viento. Haciendo honor a su nombre, sopla con fuerza. Hasta me cuesta posar la bici al sacarla del maletero. Desciendo por la otra vertiente hasta El Burgo, localidad de inicio de la subida.



Por buena carretera, otra vez sin cruzarme con nadie, voy disfrutando de la ascensión. El inicio es la parte más dura, sin serlo demasiado. Tan solo algunas pequeñas rampas endurecen algo, pero poca cosa.






A medio puerto se inicia un terreno descendente de un par de kilómetros y, aunque dejen de apreciarse vistas del valle como antes, el paisaje me gusta mucho más. Es como de alta montaña.





Corono de nuevo con una ventolera increíble, de esas en las que cuesta ponerse a echar un meo porque no sabes para dónde apuntar. No creo que me quede más de media hora de luz, así que me voy para la siguiente subida, El Madroño, con esperanzas de llegar de día. Pero no, llego de noche a Pujerra, desde donde iniciaré la subida.



No consigo ver ni ostias de este puerto. La noche está oscurísima y no tengo la sensación de que haya ningún tramo difícil. Eso sí, el descenso tiene una parte de subida que se agradece, ya que no hay líneas pintadas para la bajada y tengo que hacerla con muchísimo cuidado. Bajar así, sin referencias en los costados, es bastante estresante.



Al subir con el coche, con algo más de luz gracias a los focos, saco una foto del punto en el que se corona al conectar con la carretera de Marbella.



Y es allí a donde me dirijo. De Marbella no voy a ver mucho: la autovía y el cartelón de entrada y tal y tal.



Y a las afueras, enfilando ya la próxima subida, me quedo a dormir frente a una urbanización. Mañana más.

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2 Comentarios

  1. A ver, facinerooooso, se dice Marbiella, no Marbella. Ya veo que anduviste mucho y bien por "mis dominios" (que lo son desde que muriera el tío Gilito, jejeje).
    ¿Qué tal va todo, logros variopintos aparte?
    Un abrazo.

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  2. Qué pasa Martín!! Perdona la tardanza en la respuesta, pero es que he estado fuera una semanita.

    Pues ya ves, por aquí seguimos. Se me acumulan tantos temas que no doy a basto.

    Así que Málaga es "tu dominio"? Cómo anexionáis los sevillanos! Como te oiga un malagueño que conozco!!!, jejeje

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